El Congreso de Brasil aprobó una ley que prohíbe el uso de teléfonos móviles en las escuelas de nivel primaria y secundaria. Esta medida busca mitigar los efectos negativos del uso de dispositivos electrónicos en la educación y el bienestar de los estudiantes. Según La Nación, esta ley afecta a alumnos de entre 4 y 17 años y abarca tanto instituciones públicas como privadas.
De acuerdo con una encuesta realizada por el Instituto Locomotiva y QuestionPro, citada por Agência Brasil, ocho de cada diez adultos brasileños consideran que el uso de celulares en las escuelas debería estar prohibido. Este respaldo aumenta al 87% entre personas mayores de 61 años. Además, 82% de los padres con hijos en edad escolar está de acuerdo con la medida.
"Existe un consenso claro sobre la prohibición de los teléfonos móviles en las escuelas, pero además hay que vigilar el tiempo y el contenido en sí. También debemos ser conscientes de lo que sucede fuera de los muros de la escuela"
Fue lo que explicó Gabrielle Selani, investigadora del Instituto Locomotiva. Según el sondeo, realizado entre junio y julio de este año, 90% de los encuestados cree que los niños prefieren los dispositivos electrónicos sobre actividades al aire libre, lo que genera preocupación sobre su desarrollo físico y social.
¿Qué implica la nueva ley?
El proyecto de ley aprobado en el Senado Federal de Brasil prohíbe el uso de celulares no solo durante las clases, sino también en los recreos y descansos, según Metrópoles. Las únicas excepciones incluyen el uso con fines pedagógicos autorizados por docentes, así como casos de accesibilidad o necesidades de salud de los estudiantes.
El ministro de Educación Camilo Santana, habló de lo favorable que es poner límites a los menores y al uso de aparatos celulares en las escuelas:
"Las experiencias en el mundo entero han mostrado el prejuicio en un déficit de atención por el uso de aparatos celulares dentro de las aulas. El celular acabó con la socialización de las personas. Hace falta un límite"
La ley, que ahora debe ser aprobada por el presidente Lula da Silva, también contempla la creación de estrategias en las escuelas para abordar problemas de salud mental asociados con el uso excesivo de estos dispositivos, lo que refleja una visión integral de la problemática.
La experiencia en Río de Janeiro, donde 1,557 escuelas públicas ya prohibieron los celulares hace un año, podría servir de modelo para el resto del país. Según Metrópoles, Renan Ferreirinha, diputado y secretario de Educación de Río, señaló que esta iniciativa pionera tuvo un impacto positivo en el ambiente educativo.
Según El Economista, más de la mitad de los adolescentes brasileños de entre 10 y 13 años ya tienen un teléfono móvil, proporción que aumenta al 87.6% entre jóvenes de 14 a 17 años. A pesar de que casi dos tercios de las escuelas ya restringen el uso de dispositivos móviles por decisión propia, solo el 28% lo prohíbe totalmente.
La encuesta del Instituto Locomotiva también identificó consecuencias como adicción a la tecnología, ansiedad, alteraciones del sueño, ciberacoso y bajo rendimiento escolar.
Incluso, la UNESCO advirtió en 2023 que prohibir los celulares en las escuelas mejora el rendimiento académico. Sin embargo, también alertó sobre la posibilidad de que las restricciones tecnológicas puedan poner a los estudiantes en desventaja frente a las innovaciones globales.
Brasil ahora se une a una lista limitada de países que han optado por regular el uso de dispositivos electrónicos en las escuelas. Según datos de la UNESCO, menos de una cuarta parte de los países cuenta con leyes similares.
En Buenos Aires, por ejemplo, el Ministerio de Educación porteño implementó en agosto de este año una regulación para limitar el uso de celulares en los niveles inicial y primario, lo que resultó en un aumento del 57.4% en la atención de los estudiantes, según La Nación.
Australia y su legislación pionera: una prohibición total para menores de 16 años
Un caso similar tuvo lugar en Australia, donde el parlamento aprobó una legislación sin precedentes que prohíbe a menores de 16 años utilizar plataformas como TikTok, Facebook, Instagram y Snapchat.
Esta ley, que entrará en vigor en 2025, busca abordar el impacto negativo de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes australianos. Las plataformas deberán verificar la edad de sus usuarios, y quienes no cumplan enfrentan multas de hasta 50 millones de dólares australianos.
A diferencia de otras iniciativas internacionales, la ley australiana no solo impone restricciones severas sino que también generó un debate polarizado. Por un lado, activistas de seguridad en línea y familiares de víctimas ven la medida como un avance crucial.
Por otro, críticos como Suicide Prevention Australia argumentan que la legislación carece de un enfoque basado en evidencias y podría llevar a los jóvenes a entornos más riesgosos como la dark web.
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