EPN; el sexenio de las redes sociales

Hasta hace no muchos años el masificar entre la opinión pública alguna iniciativa o movimiento ciudadano era casi una misión imposible. Y es que hacerse un espacio dentro de los medios tradicionales de comunicación (prensa, radio, TV) era tarea riesgosa para muchos de sus dueños, más si dicha iniciativa o movimiento iba en contra del gobierno de cualquier orden. Lograr mantenerse por varios días era todavía más complicado.

Luego estos medios tradicionales tuvieron sus páginas de Internet pero la lógica era algo similar. Además su penetración era limitada. Pero entre los años 2007-2008 llegaron las redes sociales a México y la ecuación cambió. Se modificó todavía más con la fuerte penetración de los smartphones a partir de 2011. La forma de hacer gobierno en México (y el mundo) se modificó para siempre y en este nuevo contexto, el actual gobierno federal debe convivir.

Haciendo algo de historia

Recuerdo bien la controvertida elección presidencial de 1988 en la que compitieron Carlos Salinas de Gortari y Cuauhtémoc Cárdenas. En los medios de comunicación de mi ciudad natal (Saltillo) se publicaron notas sobre los resultados y, obvio, todas indicaban como ganador al candidato del partido oficial. La efervescencia socio-política que se vivía en el Distrito Federal por el fraude electoral en contra de Cárdenas era tan lejana como la distancia que nos separa (860km). Con el tiempo, y dada la resistencia del movimiento por parte de los perdedores, la información fluyó pero como hechos de una magnitud social menor.

Una situación muy diferente se vivió en la igualmente controvertida elección de 2006 entre Felipe Calderón y Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Para ese entonces la industria informativa era muy diferente. En los medios de comunicación tradicionales ya no se manejaba una rigidez informativa como la de antaño. El Internet era ya un medio que también informaba aun cuando su penetración era limitada (20% aprox. o 20 millones de usuarios).

En ese entonces la interacción entre los internautas era limitada y no inmediata toda vez que se hacía en foros virtuales. Aun así el Internet hirvió debido a lo polémico de la elección y a la personalidad de AMLO. Posteriormente, durante el sexenio de Calderón el Internet fue aumentando su penetración y fue en estos años que las redes sociales comenzaron a tomar auge en México. Primero Facebook (2008-2009), aunque con fines más sociales que políticos, y luego Twitter (2010-2011) con un método que sintetizaba ideas y pensamientos a 140 caracteres.

¿El catalizador del uso masivo de estas redes sociales? La primavera árabe de 2011. Cientos de artículos se escribieron sobre su impacto en la transición de los regímenes dictatoriales en países como Túnez, Egipto y Libia. Pero su impacto no se limitó a tales países, sino casi a todos incluido México. A partir de entonces la relación gobierno-ciudadano se modificaría para siempre.

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Campaña presidencial 2012; redes sociales a la política

Durante la campaña presidencial de 2012 ya se perfilaba la influencia que tendrían las redes sociales en el gobierno de quien ganara la elección. Los tres candidatos a Presidente, influenciados en buena medida por el éxito de Obama en su elección de 2008, comunicaron sus ideas a través de estos medios. En ellas los debates político-virtuales comenzaron a generarse pero su “pegue” era limitado. Los medios tradicionales raramente los rescataban para transmitirlos en sus plataformas.

La mejor prueba fue el movimiento #Yosoy132 que se gestó el 11 de mayo de 2012 cuando el entonces candidato presidencial y hoy presidente de México visitó la Universidad Iberoamericana para presentar su plataforma electoral. Durante el evento se presentaron actos de protesta por algunos estudiantes que obligaron al candidato a salir de forma apresurada.

La respuesta del equipo de campaña fue minimizar dicha manifestación, señalando además que quienes protestaban no eran estudiantes. Esto generó que un grupo de 131 estudiantes presentaran un video en Internet en el que se presentaron como alumnos acreditados de la universidad. El apoyo a este grupo de estudiantes se presentó en las redes sociales como #Yosoy132. El resto es historia. El posicionamiento de las redes sociales en el espectro político mexicano había dado otro paso hacia adelante.

Una probada de lo que vendría para el sexenio. Imagen: LaRobinJud

Un sexenio donde las redes sociales hacen ¡boom!

El manejo de las redes sociales es cosa seria y además compleja. Pero para muchos gobiernos no lo es. Carecen de políticas internas para regularlas, la gente que las opera no recibe capacitación suficiente y necesaria, las cuentas son creadas y eliminadas cada cambio de gobierno cuando deben ser institucionales y, principalmente, carecen de una estrategia de comunicación efectiva en situaciones poco favorables.

Muchos gobiernos o políticos han cometido serios errores con sus redes sociales, causándoles movimientos virales que en ocasiones traspasan el mundo virtual tanto por su mal manejo comunicativo como el tamaño de la desgracia. El mejor ejemplo de este sexenio es el caso Ayotzinapa, un lamentable hecho que fue subestimado tal como sucedió con el caso #Yosoy132 y que generó múltiples trending topics nocivos para el gobierno en diferentes días, siendo quizás el más famoso el hashtag #Yamecansé. El gobierno federal no aprendió de sus errores cometidos durante la campaña presidencial.

La revista Emeequis publicó en junio pasado un muy buen reportaje titulado “La revuelta tuitera que sacudió a la Presidencia”. En él su autor Zorayda Gallegos relata los movimientos realizados por la Presidencia de la República para tratar de administrar el vendaval político y mediático generado en por el caso de la desaparición de los 43 estudiantes en Guerrero. Igualmente cita como el gobierno federal reorganizó su personal encargado del manejo de las redes sociales y de la analítica que lleva a cabo para tratar de minimizar daños.

La revista virtual Motherboard publicó dos estupendos artículos donde relata la implementación de estrategias gubernamentales para neutralizar trending topics que le son incómodos. En uno de ellos relata como bots inundan Twitter para desestimular a sus usuarios el uso de ciertos hashtags, como el de #SobrinaEPN. En el otro reportaje cita el supuesto uso por parte del gobierno federal de más de 75,000 cuentas de Twitter automatizadas que son conocidas como “Peñabots”. Agrega que según investigadores cada cuenta envía 20 o más tweets por segundo para contaminar y neutralizar un hashtag.

Un artículo adicional sobre el tema pero éste de la revista Wired hace un análisis similar al anterior, aunque abordando el enfoque de bots pro-gobierno que buscan el mismo fin; minimizar hashtag “negativos” al tiempo de crear unos “positivos”.

Los movimientos virtuales en las redes sociales en contra de cualquier gobierno no surgen de la nada. Tienen una razón y por lo general se gestan por declaraciones o actos controversiales de la clase política o tragedias a las cuales los gobiernos responden equivocadamente en el mundo “real”. Esto significa que si el gobierno, autoridades o figuras públicas no cometiesen errores entonces no habría razón para que se gestase un movimiento en las redes sociales.

El problema es que el actual gobierno federal ha tenido múltiples casos que reflejan corrupción, negligencia o simplemente mala respuesta a un acontecimiento. Ahí están los casos de la Casa Blanca, la Fuga del Chapo, el caso de la constructora OHL, la sobrina del Presidente en Pemex en un cargo no merecido, la #LadyProfeco, #Ayotzinapa, #Yamecansé, el tren rápido México-Querétaro, etc.

La aprobación del Presidente Peña en mínimos históricos del 35%, aunque al parecer comienza a repuntar, es por hechos acontecidos en la vida real y que en el mundo virtual se potencializan. Y el escenario futuro será igual de complejo considerando que a mitad del sexenio la penetración del Internet en México es ya del 51% (o 53.9 millones de personas) entre usuarios potenciales y de 52.6 millones de smartphones (2014), mostrando ambas cifras crecimientos sostenidos.

#CasaBlanca; sigue dando de que hablar. Imagen: Twitter

A manera de conclusión

Las redes sociales han transformado la forma de hacer política y de gobernar de una manera impresionante. Hoy son pocos los políticos, gobernadores, alcaldes y funcionarios públicos en puestos clave de grandes ciudades o gobiernos estatales y federales que no tienen alguna cuenta en Facebook o Twitter.

Incluso algunos han ido más allá al interactuar con los ciudadanos a través del Whatsapp haciendo público su número celular, una herramienta que es todavía más personal pues es sabido que las cuentas en las otras dos redes sociales son operadas por un asistente o experto en comunicación. Un ejemplo puntual del uso del servicio de mensajes por parte de un político lo conocí el pasado viernes en un evento. Ahí el Alcalde de Guadalupe y conurbado a Monterrey señaló que diariamente recibe más de 500 mensajes. “Paciencia para responderles”, es lo que pide a quienes le escriben. Me pregunto cuántos mensajes recibiría al día el Presidente Peña de hacer el mismo ejercicio.

Sin salirnos del mismo estado tenemos el triunfo electoral del actual gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez “El Bronco”, la cual fue impulsada en buena medida por las redes sociales durante el inicio de las campañas. Tal elección fue un recordatorio, otro más, de la fuerza mediática y movilizadora que tienen las redes sociales para generar cambios. Pero debemos recordar que si las mismas le ayudaron también podrán políticamente dañarlo en caso de no cumplir con las expectativas de los neoleoneses.

Redes sociales; ayudan a subir, también a caer. Imagen: Twitter Jaime Rodríguez

Los gobiernos reaccionan de diferente manera ante la fuerza de las redes sociales. Turquía y China optan por bloquearlas sin tapujos en ciertos momentos álgidos. A otros no les queda más que “contraatacar” a los movimientos virtuales para minimizarlos. Al parecer México se encuentra aquí. Unos más reconocen que es una expresión ciudadana y como tal deben respetarla sin alterarla. Gobiernos europeos occidentales, estadounidenses y canadienses se ubican aquí.

La pregunta final es si estas herramientas han llegado a la cima de su utilidad social y política o seguirán siendo fuente de movimientos cívicos virtuales que migran a reales para alterar un escenario o estatus quo. De mi parte espero que no, pues hay todavía muchas cosas por cambiar en México y el mundo.

Primera imagen: Aimee Castenell

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