Un nuevo estudio que utilizó tecnología LiDAR realizó un mapeado aéreo de Teotihuacán para ver como los antiguos habitantes de la ciudad realizaron modificaciones en el suelo y alteraron el paisaje en tal grado que terminó afectando la forma en que realizaban sus construcciones.
Gracias a este mapeado publicado en la revista PLOS One, los investigadores lograron descubrir que se trasladó una enorme cantidad de suelo y se desviaron dos ríos (San Juan y San Lorenzo), con la intención de alinearlos con puntos de importancia astronómica, para lo que requirieron también transportar enormes cantidades de roca que luego reutilizaron en construcciones posteriores.
No vivimos en el pasado, pero vivimos con los legados de acciones pasadas. En una ciudad monumental como Teotihuacan, las consecuencias de esas acciones aún están frescas en el paisaje
Nawa Sugiyama, profesor de antropología en UC Riverside
En su apogeo, la ciudad contaba con una población de alrededor de 100,000 habitantes con pirámides, plazas, y barrios comerciales y residenciales. Mientras algunas pirámides aún son visibles sobre el suelo, la mayoría de los restos permanecen enterrados debajo de campos, edificios y otras áreas de actividad moderna.
Así se usó el LiDAR para obtener más información de la Teotihuacán antigua
Para mapear las partes subterráneas de la ciudad, Nawa Sugiyama y los coautores Saburo Sugiyama, Tanya Catignani, Adrian SZ Chase y Juan C. Fernández-Díaz usaron la tecnología LiDAR, que mide la cantidad de tiempo que tarda la luz de un láser en rebotar en un objeto. Esta tecnología a menudo se utiliza para descubrir características enterradas por bosques o campos, pero rara vez se usa en restos arqueológicos debajo de áreas urbanas.
Con el mapa LiDAR, se identificaron 298 características y 5,795 terrazas artificiales que no se habían registrado previamente y se ubicaron otras 200 características conocidas que habían sido destruidas por las actividades de minería realizadas desde la década de 1960.
Al parecer los cambios en el paisaje condicionaron la forma en que las siguientes construcciones y actividades se realizaron, pues el 65% de las áreas urbanas contenían propiedades o características modernas que se alineaban de manera ortogonal (en un ángulo de 90 grados) para adaptarse en concordancia a la posición de Teotihuacán con el desvío de los ríos.
Generando cambios en el paisaje que perduran hasta nuestros días
Además, los investigadores descubrieron que los constructores de la ciudad nivelaron el suelo en varias zonas, por ejemplo debajo del complejo de la Plaza de las Columnas, donde se calcula que se encuentran unos 372,056 metros cuadrados de suelo acumulado durante aproximadamente 300 años de construcción que provienen de algún punto del valle de Teotihuacán, mientras que para construir las tres pirámides de la zona se utilizaron 2,423,411 metros cuadrados de rocas, tierra y adobe.
El mapa también mostro otras secciones de canales y ríos que todavía se utilizan activamente y fueron alterados a lo largo de su curso para coincidir con la importancia simbólica de Teotihuacán. De estos sistemas hidrológicos, un total de 16.9 kilómetros son todavía visibles en el terreno moderno, y tuvieron su origen en el paisaje teotihuacano del Clásico Temprano (200-600 d.C).
El siguiente paso, será generar una base en tres dimensiones para conocer de forma todavía más grafica la información sobre la superficie y los distintos estratos, con la intención de determinar hasta que punto se extendió la habilidad del ser humano como agente de cambio del paisaje previo.