Sin duda, la naturaleza tiene eventos impactantes. Uno de ellos es la investigación realizada por el MIT, donde lograron documentar la mayor matanza de especies en el océano. Ahora, se ha publicado un estudio indica que una ola de calor marina desencadenó una reacción en cadena en el ecosistema marino, lo que resultó en la muerte de cuatro millones de aves araos comunes (Uria aalge).
Todo tiene que ver con una ola de calor marina sin precedentes, conocida como "Blob", que entre 2014 y 2016 elevó las temperaturas del océano en el noreste del Pacífico, generando un grave problema. De acuerdo con el estudio publicado en Science, este fenómeno causó la pérdida de la mitad de la población de estas aves en el Golfo de Alaska y el Mar de Bering, es decir, un cuarto de su población total. Además, se convirtió en el mayor evento de mortalidad de vertebrados no piscícolas de los últimos años.
Los investigadores indican que esta ola de calor afectó profundamente la cadena alimenticia del mar, lo que redujo las poblaciones de fitoplancton y de peces forrajeros esenciales para estas aves marinas. Entre 2015 y 2016, murieron por inanición grandes cantidades de aves, con 62,000 cadáveres descubiertos en playas desde Alaska hasta California. También se registró una mortalidad estimada de 10,000 millones de cangrejos de las nieves en el Mar de Bering.
Otras especies clave, como el bacalao del Pacífico y las ballenas jorobadas, también sufrieron declives significativos. Sin embargo, algunas especies no se vieron afectadas o incluso prosperaron, lo que demuestra cómo estos eventos alteran el equilibrio ecológico.
El impacto en el medio ambiente
El estudio duró 14 años y siguió a colonias de araos en el Golfo de Alaska y el Mar de Bering. Se documentó una disminución de entre el 52% y el 78% en sus poblaciones, lo que preocupa a los científicos, ya que estas aves suelen formar colonias densas de cientos de miles de individuos. Aún no hay evidencia de que puedan recuperarse.

Este no es un fenómeno aislado, señalan los investigadores, sino una muestra del impacto de los cambios en los océanos sobre todo el ecosistema. Eventos como "Blob" reflejan los efectos del calentamiento global en la biodiversidad y en las comunidades costeras que dependen de los ecosistemas marinos, lo que subraya la urgencia de tomar medidas para su protección.
De momento, los araos comunes no están en peligro de extinción, pero su drástica reducción pone en evidencia la fragilidad de los ecosistemas marinos. Esto hace más apremiante establecer estrategias de conservación para mitigar el cambio climático y sus efectos en la fauna marina.
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