Gilberto Esparza es un artista y un soñador, su arte ha llegado a hacer uso de la tecnología en un intento de restablecer el equilibrio natural, logrando una hibridación entre un robot y unas cuantas plantas que a través de la simbiosis y con ayuda de colonias de microbios, son capaces de mejorar la calidad de las aguas contaminadas de los ríos.
Gilberto, preocupado por la contaminación de los cuerpos de agua, comenzó a pensar en una forma de poder ayudar al restablecimiento de su pureza y llegó a la conclusión de que si pudiera crear una planta que se moviera en la rivera de los ríos, sería capaz de ayudar a la mejora de la calidad del agua, y esto se logró con la planta nómada, un organismo vivo compuesto de un robot, una especie vegetal, celdas de combustible microbianas y fotovoltáicas.
¿Cómo funciona?
Lo que Gilberto cual un moderno Dr. Frankenstein ha logrado, es combinar distintas formas de inteligencia, capaces de restaurar y aliviar aunque sea de a poco, los daños del entorno.
Para funcionar, esta planta nómada toma agua contaminada, las bacterias de su celda de combustible se alimentan de los desechos transformando los nutrientes en electricidad, misma que se almacena y ayuda a la locomoción del robot, además en el proceso, también se alimenta a la plantita que produce electricidad a través de su metabolismo. Como producto final de este ciclo energético obtenemos agua más limpia y además oxígeno.
En pocas palabras lo que Gilberto pretende es crear organismos antagónicos, que basados en la tecnología, capaz de construir o destruir, sirvan para construir, o restaurar lo que está dañado, convirtiéndose así en anticuerpos contra la contaminación, la destrucción, el hambre del ser por el ser y del tener por el tener. Eso es lo que sucede cuando una mente artística decide utilizar la tecnología para crear belleza y virtud, donde otros solo ven riqueza y destrucción.
Vía | Conacyt
Más información | Plantas Nómadas
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