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México puede ser el país más feliz del mundo, aunque depende de a quién y cómo se lo preguntes

Steve Saldaña

Editor Senior

Periodista de tecnología y ciencia. Escribo y analizo la industria de plataformas tech en México y soy fan de la ética tecnológica. También soy miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Hago locución comercial, produzco podcast y soy presentador del podcast semanal ROM. LinkedIn

¿La gente en México se siente más feliz que nunca? En principio sí, o al menos lo estaba en enero. El INEGI lo dio a conocer hace algunos meses cuando publicó los resultados del Bienestar Autoreportado (BIARE), que tiene como finalidad conocer la condición anímica social.

En aquella encuesta, citada ahora por vías oficiales, también se hace un matiz interesante, que tiene que ver con cómo medimos la felicidad y la ciencia que hay detrás de ello: los mexicanos estamos particularmente contentos con nuestras redes afectivas sociales, no tanto con los rubros que pertenecen a la esfera pública.

Medir la felicidad de los habitantes es una tarea ampliamente difundida entre sociedades y generalmente atribuible como tarea a órganos públicos. Según National Geographic alrededor del mundo 140 países hacen estimados como el del INEGI.

El propósito de medir la felicidad de forma subjetiva, está en considerar la sensación de autobienestar y no solamente métricas económicas como parámetro de éxito social y desarrollo comercial y político. En otras palabras, organizaciones globales, como la OCDE, están conscientes de que un mayor progreso, no solo debería significar bienestar económico y social, sino también sentido de propósito personal y felicidad, aunque signifique distintas cosas para diferentes regiones.

Y es que ser el país más desarrollado no necesariamente se traduce en poblaciones más felices. Happy Planet Index por ejemplo no posiciona a Suecia, Suiza, Estados Unidos o China como naciones potencia en felicidad, a pesar de su acelerado desarrollo económico. En realidad, la organización británica coloca a México como el segundo país más feliz del mundo, solo por debajo de Costa Rica.

Su forma de calcular felicidad es basándose en una teoría creada en 1960 conocida como 'Self-Anchoring Scale' acuñada por F. P. Kilpatrick con metodología de Jane M. ODonnell y consiste esencialmente en que la felicidad es subjetiva y solo puede ser descrita a través de la experiencia personal de los individuos. En realidad, lo que percibimos como 'mundo real', es producto de experiencias pasadas y propósitos, y puede entenderse simultáneamente pero de forma distinta por los sujetos.

Happy Planet parte de ese entendido, pero para llegar a su índice de felicidad retoma cuatro rubros distintos: sensación de bienestar (retomado a partir de la empresa de investigación Gallup), expectativa de vida (con datos de la ONU), inequidad en ingresos, y huella ecológica.

Pero no todos están de acuerdo con esta forma de evaluar felicidad. La felicidad para la Organización de las Naciones Unidas es más un balance entre métricas subjetivas con objetivas. De hecho, en el último informe de felicidad mundial hecho por la Organización de las Naciones Unidas, para el que se contrata a economistas, neurocientíficos y estadistas de todo el mundo, México ni siquiera figura en los diez países más felices del mundo.

En el reporte de las Naciones Unidas Finlandia aparece como primer lugar, seguido de Dinamarca, Noruega, Islandia y Países Bajos, todos ellos conocidos por su alto Producto Interno Bruto, y por su acceso confiable a un sistema de salud práctico y eficiente y bajas tasas de criminalidad.

John Helliwell, profesor emérito de economía en la Universidad de British Columbia lo explica a CNN, cuando dice que los diez países que resultan más altos en el estudio de la ONU tienen buenos puntajes en las seis variables del estudio, que son ingresos, libertad, confianza, esperanza de vida saludable, apoyo social y generosidad.

"No se trata del ADN finlandés, es la forma en que se vive en esos países. Pagan altos impuestos por una red de seguridad social, confían en su gobierno, viven en libertad y son generosos entre sí" asegura.

Para las Naciones Unidas, México está en la posición número 23 de felicidad de 156

En la OCDE hace algunos años se tomó la decisión de crear un nuevo enfoque de Medición del Progreso de las Sociedades, con mayor atención en cómo las personas experimentan su propia calidad de vida. El resultado es la medición de Bienestar Subjetivo, o BIARE. Es precisamente este enfoque de investigación el que el INEGI practica en México para sus estudios de felicidad.

El INEGI se ha sumado a este esfuerzo de medición en el cual se toma en cuenta la dimensión subjetiva del bienestar a partir del diseño de los denominados módulos BIARE (Bienestar Autorreportado) que acompañan a encuestas en hogares del Instituto, ello para tener una comprensión más integral de las personas y de la sociedad en el México del siglo XXI, así como del impacto de la política pública en la manera como experimentan sus vidas.

INEGI

Lo que hace el INEGI

El INEGI formula cuestionarios personales en todos los estados del país para construir un reporte de Bienestar Autoreportado (BIARE), siguiendo los lineamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE, que, como vemos, basa el diagnóstico de felicidad en un modo bastante más subjetivo que el de la ONU.

Para el BIARE de este año se hicieron cuestionarios en 2,336 viviendas en 32 ciudades del país, una por entidad federativa.

Las preguntas se dividen en tres categorías: 'Satisfacción con la Vida', 'Eudemonía' y 'Balance Anímico'. En la primera se trata de medir el nivel de satisfacción con 12 ámbitos generales de la vida, entre los que están 'País', 'Seguridad', 'Trabajo' y 'Relaciones personales'. En 'Eudemonía' se busca obtener la fortaleza de ánimo y el sentido de vida que se da el usuario, y el tercero explora la prevalencia de los estados anímicos positivos o negativos en un momento de referencia.

Desde luego, el rubro que más llama la atención ante resultados del BIARE es lo que concierte al primer sector 'Satisfacción de la Vida', puesto que es el más claro, y establece parámetros sencillos para categorías públicas y privadas. En México somos bien conocidos por tener altos puntajes en relaciones interpersonales, y según expone el INEGI, colocar los que tienen relación con la esfera pública en últimos lugares. De hecho, en el BIARE obtenido con los cuestionarios hechos en enero de 2019, el único rubro reprobado fue el de 'Seguridad'.

En promedio, el rubro de 'Satisfacción de la Vida' arrojó un promedio de satisfacción en México de 8.4, mayor en dos décimas, 8.2 de enero de 2018. Es, históricamente, el punto más alto de felicidad en México que se ha conseguido. Todos y cada uno de los 12 rubros estudiados reportan alzas, con un abrumador cambio en 'País' por pasar del 6.1 al 6.9 de calificación.

Son estos números del rubro 'Satisfacción de la Vida' los que se han comunicado en conferencia matutina y a través del vocero de la presidencia.

En 'Eudemonía' los números positivos continuan. En este segmento la persona entrevistada debe mencionar que tanto se identifica con ciertos enunciados, en una escala del 0 al 10. Los enunciados van desde 'Lo que hago en mi vida vale la pena', hasta 'Soy libre para decidir mi propia vida' y 'Me siento bien conmigo mismo'. En absolutamente todos se reflejó una mejor sensación de bienestar.

Finalmente en 'Balance Anímico' el entrevistador deja en claro al entrevistado que debe responder con base en su situación anímica del día anterior. El objetivo es descartar completamente la sensación de felicidad respecto a la vida como un todo, y conocer más el estado anímico temporal. En promedio, el balance anímico general fue de 6.4, exactamente el mismo obtenido en 2018, aunque tres de cada cuatro están definitivamente en un balance anímico positivo.

La constante es clara: si la forma de medición es en torno a sentido de auto propósito y calidad de relaciones personales, México sale mejor parado; pero si intervienen índices como tasas de pobreza, desigualdad, inequidad de salarios, seguridad o acceso confiable a sistema de salud, entonces Finlandia lleva las de ganar.

Cómo obtenemos medidas de felicidad

Aunque los cuestionarios personales son los métodos que hemos acordado como más eficaces para las evaluaciones de felicidad, hay otras formas estudiadas por investigadores. Psychology Today detalla cinco formas con que investigadores intentan encontrar la metodología más certera para conocer la felicidad de una población, estas son a través de estudios biológicos, de conducta, medidas implícitas, reportes a través de terceros, y reportes propios.

Mark Holder, doctor de la Universidad de California, con postdoctorado en investigación cerebral de la Universidad de Los Ángeles, explica que la forma biológica consiste en encontar biomarcadores en sujetos de estudio, comenzando con niveles menores de cortisona (hormona vinculada al estrés)y mayores niveles de dopamina (neurotransmisor vinculado a estados de bienestar). Definitivamente no la forma más práctica de hacerlo si lo que se quiere es estudiar a grandes poblaciones, además de que genera cuestionamientos sobre qué tan reales son los vínculos que hemos establecido entre la presencia de ciertas sustancias con una felicidad perdurable.

La forma conductual es a través del estudio cuantitativo y cualitativo de manifestaciones como la risa. Esencialmente consiste en analizar manifestaciones conductuales vinculantes a sensaciones de felicidad o tristeza.

En las medidas implícitas los sujetos ni siquiera saben que están siendo analizados. Puede ser, por su naturaleza, la forma más natural de obtener información sobre la condición anímica del sujeto de estudio, aunque el problema es que los cuestionarios al no tratar de felicidad (para no develar el propósito real del estudio) pueden ser imprecisos. Como parte de la investigación se le pregunta a sujetos sobre su opinión sobre estereotipos sociales o la calidad de su gobierno.

En otros reportes se investiga la felicidad de un sujeto, pero a través de cuestionamientos a terceros, familiares, amigos y otros. Finalmente, la metodología que consiste en reportes de los sujetos conseguidos a través de cuestionarios directamente formulados es la vía más consolidada, de manera que sean los entrevistados quienes manifiesten su calidad emocional y su sensación de bienestar. Entre sus deficiencias está cuán impreciso puede ser pues el estado anímico puede afectar la evaluación que el sujeto hace sobre su calidad de vida o su felicidad en general, además del sesgo al abordar cuestiones de índole personal ante un tercero.

Aún con sus contras, esta última forma es la adoptada, como vemos, para los estudios más serios en torno a la felicidad, no importando si se trata de Happy Index Planet, el INEGI, la OCDE o la Organización de las Naciones Unidas.

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