No cabe duda que los avances, principalmente médicos, que nacen en México están generando ruido debido a sus implicaciones que pueden tener para un futuro cercano. Ahora conocemos que investigadores del Cinvestav han diseñado un nuevo sistema de radioterapia para tratar tumores malignos.
La diferencia principal de este sistema, respecto a los que actualmente están en el mercado, radica en que se utilizan rayos X (basándose en la radiología por contraste) para atacar los tumores, manteniendo la efectividad del sistema convencional pero reduciendo de forma considerable la energía utilizada así como su precio.
Un sistema basado en radiografías por contraste
Los investigadores del Cinvestav Monterrey, encabezados por Hector M. Garnica Garza utilizan el mismo método para obtener las radiografías por contraste en este sistema. Diversos estudios indicaban que las personas que se sometían a la captura de una radiografía por este método (utilizando yodo para resaltar las zonas) presentaban tejidos dañados por culpa de la radiación, así que los investigadores utilizaron este concepto pero ahora para atacar a tumores malignos.
En la radiología por contraste el yodo se utiliza para resaltar ciertas zonas que, debido a su densidad similar a la de estructuras vecinas, son imposibles de diferenciar; dicho compuesto —que se emplea por vía arterial— atrae los rayos x debido a su elevada masa atómica.
Además, hacen uso de un brazo robótico para que los rayos X sean emitidos en la zona exacta con la ayuda de un sistema de análisis de imagen, para que aún cuando se mueva el paciente, éste puede detectar de forma precisa cual es el objetivo donde se tienen que apuntar las emisiones
Héctor M. Garnica Garza afirma que dicho sistema ya está patentado, tanto de forma nacional como en el extranjero, y que con una importante inversión podría empezar a trabajar en una versión comercial que, según estimaciones, puede costar 500 000 dólares, un precio relativamente bajo si lo comparamos con los 5 millones que cuesta un sistema convencional.
Imagen | Michel Royon
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