René Chávez, Gerardo Cifuentes, Esteban Hernández, Andrés Tejero y Denisse Argote son los investigadores del Instituto de Geofísica y la Facultad de Ingeniería de la UNAM y del INAH que han hecho posible una nueva tecnología para visualizar el interior de edificios llamada tomografía eléctrica tridimensional. Gracias a ese desarrollo tecnológico fueron capaces de descubrir en Chichén Itzá una subestructura dentro del Castillo.
Las investigaciones se llevaron a cabo entre 2015 y 2016, y uno de sus primeros hallazgos fue que la gran pirámide se hallaba construida sobre un gran cuerpo de agua o cenote, para continuar con el proceso investigativo se iluminó y reconstruyó el interior de la pirámide, que desde principios del siglo pasado se sabía que albergaba dentro de sí un templo de menores dimensiones.
El deseo de los científicos era conocer si acaso hubiera otra estructura que yaciera escondida, así que a través de electrodos colocados estratégicamente sobre la pirámide, se emitió una corriente que pudiera ayudarles a "dibujar" lo que se encontraba en el interior de la pirámide, así fue como en palabras de Andrés Tejero ocurrió el hallazgo:
Confirmamos la presencia de una segunda subestructura en el interior de la primera, dentro de la pirámide de Kukulkán. Es importante mencionar que, en la parte más alta de la primera subestructura, se encuentran dos esculturas, una que asemeja un Jaguar de color Rojo y la otra que representa un Chac Mool
Por ahora se ha podido procesar la información de 23mil de los 45mil puntos de observación subterránea, debido a que requieren un equipo computacional de mayores capacidades, pero también les fue posible descubrir otros túneles y cuerpos de agua a través de esta técnica.
Al tratarse de una novísima técnica de exploración, es posible que ayude a arrojar datos arqueológicos sobre las primeras edificaciones que se dieron en Chichén Itzá, ya que seguramente, la nueva estructura hallada al interior del castillo posee un estilo arquitectónico y decorativo distinto.
De acuerdo con la arqueóloga Denisse Argote, entre las culturas mesoamericanas, no solamente la maya, era una costumbre elevar pirámides para acercarse a la esfera de los dioses, y si acaso había un nuevo linaje al poder, su deber era construir sobre la pirámide anterior y no destruirla.
Chichén Itzá continúa siendo un lugar enigmático, pues a pesar de que muchas de sus estructuras han sido ya descubiertas y estudiadas, aún ignoramos muchas cosas del estilo de vida de los mayas y sobre todo, queda de manifiesto que hay más de lo evidente.
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