Implante de oreja con células del propio paciente se lleva a cabo con éxito en hospital de México

Implante de oreja con células del propio paciente se lleva a cabo con éxito en hospital de México
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La microtia es un padecimiento que afecta al desarrollo de los pabellones auriculares, provocando que quienes la sufren carezcan de una o ambas orejas, pensando en cómo afecta esto a la autoestima y al desarrollo del lenguaje, la investigadora María Cristina Velasquillo y un equipo interdisciplinario, desarrollaron una técnica novedosa para dotar de orejas a los que no las tienen.

El Instituto Nacional de Rehabilitación "Luis Guillermo Ibarra Ibarra" fue testigo del primer implante de pabellón auricular desarrollado a través de la ingeniería de tejidos, con la colaboración de la Universidad de Wake Forest y su Instituto de Medicina Regenerativa.

No es una prótesis

En palabras de Cristina Velasquillo:

Se trata de sembrar y hacer crecer células de cartílago auricular, del propio paciente sobre una impresión tridimensional de la forma y tamaño de la oreja ausente, el cual se implanta en la persona para solucionar la parte estética del problema.

Dicho lo anterior, cabe aclarar que este desarrollo tisular no es una prótesis, pues aunque el tejido va creciendo sobre un soporte, este se degrada al cabo de un año, y la oreja resultante está hecha a base de células del propio paciente.

Al primer paciente sometido a este tratamiento, se le ha dado seguimiento a lo largo de 8 meses, es un niño de apenas 9 años, que ha tenido muy buenos resultados, y de hecho ya se tiene un programa piloto en el Instituto Nacional de Rehabilitación donde participarán otros cinco pacientes pediátricos con microtia unilateral, esto porque el molde en 3D se obtiene de la oreja ya existente.

Para que las células crezcan adecuadamente, cuando se obtienen en alguna de las cirugías para tratar la microtia, se conservan in vitro, posteriormente se cultivan in vivo en el dorso de ratones, en el tejido subcutáneo, junto con sus andamios tridimensionales, y se constató que el tejido que crecía en forma de oreja era elástico y conservaba sus propiedades, después de haber pasado por pruebas de inmunofluorescencia, e inmunohistoquímica.

Esto es apenas el inicio de la investigación, ya se trabaja en desarrollar protocolos para células de traquea y de nariz, pero además el sueño de Cristina es que pronto se pueda ayudar también a los niños con microtia bilateral, para que no solo en la cuestión estética puedan contar con sus orejas, sino que además a través de la nanotecnología sea posible, en un futuro, dotarles de audición.

Imagen | NatGeo

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