Un descubrimiento inesperado sugiere que los primeros humanos que llegaron a América del Norte lo hicieron hace más de 30,000 años, casi 20,000 años antes de lo que se pensaba originalmente.
Andrew Somerville, investigador de la Universidad Estatal de Iowa, indicó que el descubrimiento se hizo mientras se encontraban estudiando los orígenes de la agricultura en México y como parte de ese trabajo querían establecer una fecha de la primera ocupación humana de la Cueva de Coxcatlán en el valle.
Para obtener la cifra, el equipo obtuvo fechas de radiocarbono para varios huesos de conejo y venado que recolectaron de la cueva en la década de 1960 y fueron las fechas de los huesos las que terminaron llevando a los investigadores en otra dirección.
¿Y el estrecho de Bering?
Las fechas de las muestras de hueso oscilaron en una temporalidad de entre 33,448 y 28,279 años. Somerville asegura que no esperaban que los resultados dieran una edad tan avanzada porque contradicen la teoría de que los primeros humanos cruzaron el estrecho de Bering hacia las Américas hace 13,000 años.
No estábamos tratando de opinar sobre este debate o incluso de encontrar muestras realmente antiguas. Solo estábamos tratando de ubicar nuestro estudio agrícola con una línea de tiempo más firme. Nos sorprendió encontrar estas fechas realmente antiguas en el fondo de la cueva, y eso significa que debemos observar más de cerca los artefactos recuperados de estas épocas.
Somerville asegura que estos hallazgos brindarán a los investigadores una mejor comprensión de la cronología de la región. Los estudios anteriores se basaron en muestras de carbón y plantas, pero dice que los huesos son un mejor material para la datación.
Este descubrimiento no solo fue inesperado, sino que el proceso de rastrear los huesos de los animales para tomar muestras fue más complicado de lo que anticipaba Somerville. La colección de artefactos del Proyecto Arqueológico-Botánico de Tehuacán de la década de 1960 se distribuyó a diferentes museos y laboratorios en México y Estados Unidos, y no estaba claro a dónde se enviaron los huesos de dichos animales.
Después de un año de correos electrónicos y llamadas, Somerville y su colaboradora, la investigadora Isabel Casar de la UNAM buscaron la colección perdida y entre las innumerables cajas de artefactos, encontraron lo que buscaban.
Estábamos emocionados de encontrarlos escondidos en el estante inferior en un rincón oscuro del laboratorio.
Una vez que localizó los huesos, Somerville obtuvo permiso del gobierno mexicano para tomar pequeñas muestras de 17 huesos, ocho pertenecientes a conejos y nueve a ciervos, para la datación por radiocarbono.
De acuerdo con Somerville, retroceder la llegada de los humanos a América del Norte a más de 30,000 años significaría que ya habitaban el continente antes de la última etapa glacial.
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