Si algo no nos falta a los mexicanos es inventiva, creatividad, muchos extranjeros celosos de nuestro ingenio se refieren a nuestras soluciones despectivamente como "mexicanadas", pero hay algunas personas que se destacan por emplear ese ingenio para producir ideas que le darán la vuelta al mundo, y serán capaces que cambiarle el rostro, uno de ellos es Valentín Gálvez Salas, estudiante de la BUAP en la carrera de Ingeniería Ambiental, quien ha puesto su ingenio mexicano a trabajar para crear una máquina que produce biodiesel y aditivos para motores a gasolina.
Con la finalidad de cambiar el consumo de combustibles fósiles por combustible sustentable, y bajar la contaminación, a Valentín se le ocurrió que podría empezar a utilizar los productos de su máquina que hasta ahora son aditivo para gasolina, biodiesel premium y biodiesel estándar, para alimentar al transporte público. Viéndolo bien su idea hace mucho sentido.
En la ciudad de Puebla más del 10% de los residuos son PET, si eso en vez de desecharse y esperar a que la naturaleza en varios siglos lo destruya, se procesa y se hace combustible, estaremos echándole una buena mano a la Tierra. Ahora mismo en conjunto con el Centro de Innovación y Competitividad Empresarial de la BUAP, creó en equipo con su gran amigo y compañero empresario Víctor Juárez López la empresa eMisión MX.
Por ahora no están comercializando aún sus productos, pues como señalan, no es lo mismo vender combustible que un pastel, ya que los consumidores son más exigentes, y también las normas ambientales. Sin embargo su máquina ya está en capacidad de producir a partir de residuos líquidos de cocina (como aceite de las rosticerías) hasta 400 litros de biodiesel por hora, lo cual podría alimentar a 40 unidades de transporte público si la máquina trabajara 8 horas al día.
Además de hacer biodiésel, sometieron botellas de PET al reactor de pirólisis de la máquina, resultando en un gas que al condensarlo se transforma en un nuevo compuesto químico con características que le permiten ser utilizado como diesel o gasolina para los vehículos. Como si producir biodiesel no fuera una tarea que de por sí ayuda a la ecología, su máquina es sustentable, ya que de cada litro de aceite se obtiene un litro de biocombustible y 200 mililitros de glicerina que ayudan al funcionamiento del reactor de pirólisis.
El Lobobus, transporte del campus universitario, será el primer grupo de vehículos que se mueva con el combustible creado por estos jóvenes emprendedores, se tomarán las botellas de PET y el aceite que se utiliza en las cocinas en Ciudad Universitaria y a partir de ahí se buscará escalar el experimento. Cabe mencionar que actualmente están buscando la patente de su creación.
Talento en México hay mucho, medios para ponerlo a trabajar no tanto, pero como dice Víctor Juárez, yo era muy dejado, dejaba todo para después, hasta que un buen día me puse las pilas y dije si no lo hago ahora, no lo haré nunca. Este es el resultado de poner el talento a trabajar, ojalá que haya más mexicanos que sigan el ejemplo de Víctor y Valentín.
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