Mejorar la función de la memoria a corto y largo plazo en adultos mayores se puede mejorar con cuatro sesiones de 20 minutos de estimulación cerebral, según un nuevo estudio realizado por un equipo de la Universidad de Boston.
De acuerdo con la investigación, publicada en la revista Nature Neuroscience, para este trabajo se utilizó a un grupo de 150 voluntarios sanos entre 65 y 88 años, y una técnica de estimulación de corriente alterna transcraneal (tACS), con la intención de alterar los ritmos de patrones de actividad cerebral específicos.
Esta técnica es una estimulación cerebral no invasiva que proporciona una corriente eléctrica oscilante con amplitud y frecuencias fijas, que tiene la intención de imitar las oscilaciones naturales del cerebro.
Ya que se puede variar el nivel de estimulación, así como las áreas del cerebro a las que se dirige, el equipo de Robert Reinhart , profesor de la Universidad de Boston y autor principal del estudio, señaló que su intención es usar tACS para mejorar la memoria en adultos mayores.
Esta técnica también tiene otras aplicaciones, como entender la forma en que funciona la atención o aliviar impulsos tras los trastornos obsesivo-compulsivo.
Así fue el experimento para ver el impacto de la estimulación
Para esta investigación, Reinhart y su equipo reclutaron a un grupo de personas para aplicarles la estimulación durante cuatro días consecutivos en sesiones cortas, mientras analizaban cómo se desempeñaban en varias pruebas de memoria, por ejemplo, mientras escuchaban y recordaban inmediatamente de cinco listas de 20 palabras.
En sus resultados descubrieron que aplicar la estimulación débil de alta frecuencia en la corteza prefrontal mostraba que la memoria a largo plazo podía mejorarse de forma selectiva, es decir, los voluntarios aumentaron su capacidad para recordar palabras desde el principio de la lista.
Si aplicaban la estimulación en la corteza parietal a una frecuencia baja, hacía que los voluntarios aumentaron su capacidad de recordar palabras que habían escuchado recientemente, mejorando selectivamente su memoria a corto plazo.
De acuerdo con Reinhart, durante el período de cuatro días pudieron observar que las mejoras en su memoria se acumulaban progresivamente, mientras que los cambios a corto y largo plazo eran observables en un mes. Esto, de acuerdo con los investigadores, permitía demostrar que una estimulación limitada también podía producir efectos duraderos.
El equipo considera que estos beneficios se deben a un efecto llamado "arrastre", donde las ondas cerebrales tienden a sincronizarse naturalmente con estímulos externos, como música o luces parpadeantes, lo que induce al proceso de plasticidad en el cerebro.
Por lo pronto, los investigadores esperan medir el efecto de la técnica en tareas cognitivas cotidianas, para así expandir las posibles aplicaciones de tACS en el mundo real