Tener una vida milenaria, es decir, vivir al menos unos 1,000 años, es sin duda uno de los sueños de la humanidad. A pesar de lo atractivo que pueda parecer, esta posibilidad conlleva un factor bastante determinante: se debe tener la salud necesaria para soportarla.
De acuerdo con João Pedro de Magalhães, profesor de biología molecular en el Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, es posible que los humanos puedan vivir varios miles de años en el futuro, aunque aún existen algunos puntos cruciales para lograrlo.
El profesor Magalhães es conocido por sus investigaciones sobre la inmortalidad y, según él, la clave de todo es comprender los mecanismos del envejecimiento.
Por esta razón, el investigador ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los genomas de animales que viven muchos años, como la ballena de Groenlandia y la rata topo lampiña. Estos animales podrían, en el futuro, apoyar el desarrollo de la biogerontología, es decir, la disciplina que estudia los mecanismos biológicos que regulan el envejecimiento en todos los seres vivos, con el objetivo de interrumpir por completo este proceso.
Reparar el ADN para vivir más tiempo
En una entrevista con el sitio ScienceAlert, el investigador indicó que uno de los puntos más apremiantes es aprender "cómo reparar el ADN y reprogramar las células para tener un proceso de envejecimiento radicalmente diferente".
Este es uno de los mecanismos que se ha descubierto en las ballenas de Groenlandia, que pueden reparar su ADN para enfrentar enfermedades distintas a las de los seres humanos.
Por ejemplo, en el caso de los humanos, el gen p53 se encuentra en el cromosoma 17. A este se le conoce como "supresor de tumores" porque es capaz de controlar el crecimiento y la división celular, pero también puede enviar señales a otros genes para ayudar a reparar el ADN dañado.
Tristemente, este gen no se activa en el 50% de los cánceres, y por tanto, contribuye a reducir la esperanza de vida del organismo.
Reprogramando las células
Según el investigador, si el envejecimiento ya está programado en nuestro ADN, teóricamente sería posible reprogramar las células para modificar los genes implicados en este proceso.
Aunque parece relativamente simple, Magalhães no cree que la cura para la eterna juventud esté cerca de descubrirse. Sin embargo, es posible que los científicos puedan inspirarse en ciertos compuestos presentes en animales para prolongar nuestra esperanza de vida.
Un caso especial de estudio es el de la rapamicina, que se sabe que es capaz de prolongar la vida de ciertos mamíferos entre un 10% y un 15%, e incluso se utiliza como medicamento en algunos casos de trasplantes de órganos.
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