El mar esconde grandes tesoros, y no me refiero a las joyas y doblones de oro que suponemos siguen poblando los fondos marinos donde encallaran barcos piratas, sino a la fauna que habita a cientos de metros de profundidad y que nos sorprende por sus formas y colores. Era 31 de diciembre, el mundo se preparaba para dar la bienvenida al año 2018, y también una pequeña medusa en el fondo del mar hizo lo propio.
Navegando por el archipiélago de Revillagigedo, cerca de la Isla Socorro se encontraba el barco de exploración científica Nautilus, que posee como herramienta de exploración submarina un ROV (Remotely Operated Vehicle) llamado Hércules, que tuvo la fortuna de apreciar una especie de fuegos artificiales submarinos.
La responsable del espectáculo es una medusa llamada Halitrephes maasi que desde el año 1909 fue documentada en el libro "Memoirs of the Museum of Comparative Zoology at Harvard College" en él se habla de un espécimen encontrado a 300 fathoms, aproximadamente 548 metros de profundidad, en ese momento se supo que la medusa es incolora, a ese libro le debemos la taxonomía y clasificación de la especie.
Su encuentro con el ROV Hércules a 1225 metros bajo el mar fue visualmente espectacular, pues esta pequeña medusa puede reflejar los colores de su entorno, es por eso que al incidir las luces del vehículo sobre ella, se aprecia un reflejo multicolor que nos hace pensar en un espectáculo de fuegos artificiales creado por la naturaleza.
El mar aún esconde muchos tesoros, sin lugar a dudas el encuentro fortuito con la Halitrephes maasi es digno de admirarse ya que de no haber sido por las luces del pequeño submarino que la encontró mientras buscaba cangrejos, habría pasado desapercibida en la más profunda oscuridad.
Más información | EV Nautilus
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