El COVID-19 no tiene ni de cerca el impacto en hospitalizaciones y muertes que llegó a ocasionar en sus múltiples olas, pero su sombra inevitablemente vivirá en el planeta por décadas. Uno indiscutible es el respectivo a esperanza de vida. Un estudio revela que aunque existe una tendencia a la baja mundial en la expectativa del mundo debido principalmente a la muy reciente crisis sanitaria, la pendiente no figura con la misma intensidad para todos los países.
El estudio en cuestión fue hecho por el académico de la Universidad de California, Patrick Heuveline, quien recientemente platicó con motivo de su estudio con El País. En el abstracto del documento que puede ser consultado en línea, se lee que la pandemia provocó la primera disminución de esperanza de vida mundial desde 1950. Desde ese año el planeta ha visto como eventos muy raros los descensos en esperanza de vida y usualmente son sucesos muy puntuales.
México, uno de los países con mayor caída en esperanza de vida
El documento que analiza cómo el impacto de la pandemia no fue por igual en todas las regiones del mundo, retoma que los mexicanos tenían una esperanza de vida de 76 años, previo a la pandemia. México es, de acuerdo el estudio, el octavo país con descenso más dramático en cuanto a esperanza de vida, pues tras la pandemia la expectativa se redujo en cuatro años.
México es superado por siete países cuyas caídas fueron más radicales: Perú con 5.6, Guatemala con 4.8, Paraguay con 4.7, Rusia con 4.3, y, finalmente, tres países que empatan con 4.1 años, Bulgaria, Macedonia del Norte y Bolivia.
Heuveline utilizó la diferencia entre la edad promedio de muerte de las personas que ya fallecieron en un periodo determinado, y la edad promedio a la que habrían aspirado tener esas personas si no hubiera existido un fenómeno de la escala de la crisis sanitaria mundial que comenzó en 2020. Solo con un análisis con esa metodología podría arreglarse el "desequilibrio geográfico" que existe producto de las estimaciones de muertes en exceso en países de altos ingresos, donde hay mucha más documentación sobre los efectos de la pandemia, respecto a países de ingresos medios o bajos, según argumenta Heuveline en el documento.
Estimar con precisión cuan distinto fue el impacto de la pandemia en distintos países servirá para evaluar cuáles decisiones fueron tomadas con presteza ante la crisis. Es particularmente relevante que la esperanza de vida se redujo en 1.6 años del 2019 al 2021 nivel mundial, pero que cinco de los ocho países con mayores descensos están en América Latina.
Por ahora la mejor noticia es que las estimaciones de esperanza de vida han detenido su descenso, con corte al último trimestre del 2021. Las recuperaciones lucen distintas e incluso para los países que todavía experimentan descensos, estos son mucho menos sustanciales que los anteriores. Con la cuesta empezando a lucir menos pronunciada, es esperable que a partir de ahora la esperanza de vida mundial inicie un lento, pero continuo proceso de repunte.