Por primera vez se ha utilizado en Mesoamérica la técnica de "magnetización remanente pictórica" para poder averiguar la antigüedad de los pigmentos de color rojo contenidos en algunos murales prehispánicos. Investigadores del Servicio Arqueomagnético Nacional de la UNAM, tomaron los descubrimientos de Roberto Lanza y Giacomo Chiari quienes habían aplicado esta técnica en murales de las antiguas ciudades romanas Pompeya y Herculano.
Lo que hace este proceso es estimar el campo magnético que queda grabado en los minerales de los pigmentos y que se compara con las variaciones del campo magnético de la Tierra. Es importante que el mural que desee datarse posea un pigmento de color rojo, ya que este deriva de las piedras hematita y magnetita que por sus propiedades físicas, antes de secarse el pigmento, se alinean al campo magnético terrestre.
En esta investigación se dataron los murales del Templo de Venus en Cacaxtla, el Templo Rojo en Tenochtitlan, Chapulines y Estrellas en Cholula, que pertenecen a los periodos Clásico y Posclásico temprano, la idea era comprobar si realmente pertenecían históricamente a esos periodos.
La forma en que se hace actualmente la datación de las pinturas es a través de una estimación en la que se toma en cuenta el contexto arqueológico en el que son halladas, sin embargo, hasta ahora no se conocía una forma confiable de hacer un fechamiento pictórico absoluto hasta la novedosa técnica de datación arqueomagnética.
Lo que resultó de la investigación es que las fechas que se habían estimado para Chapulines, Templo de Venus y Estrellas es que efectivamente están dentro de la cronología y contexto arqueológico vigente, sin embargo, el mural de Chapulines, presenta una controversia ya que al ser datada por radiocarbono apunta a finales del siglo I, pero con la técnica arqueomagnética se encuentra en el siglo XII, claro que la técnica de radiocarbono no data la pintura en sí, sino la estructura y la cerámica asociada a ella.
Por su parte el Templo Rojo data entre el 300 y el 1100, y no entre 1829-1888 que se había estimado originalmente, sin embargo es posible que esto se deba a alguna alteración o intento de restauración, sin embargo, no existe una certeza al respecto.
Así pues, gracias a la técnica de datación arqueomagnética otros murales prehispánicos podrán revelarnos exactamente el momento de su ejecución, claro, siempre y cuando el campo electromagnético de la tierra haya quedado "grabado" en sus partículas de magnetita y ferrita.