Ni Chichén Itzá ni Teotihuacán, esta es la zona arqueológica más grande y masiva de todo México

Cantona
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Al oriente del estado de Puebla, cerca de la frontera con Veracruz, se encuentra una de las zonas arqueológicas más grandes de México. Con una extensión de 453 hectáreas habitables, rivaliza con Chichen Itzá y a Teotihuacan, de acuerdo con el Sistema de Información Cultural.

Su nombre viene del náhuatl “caltonal” que significa "Casa del Sol". El Insituto Nacional de Antropología e Historia la describe como una urbe prehispánica fortificada que controló la ruta comercial entre el Altiplano y el Golfo de México. Tuvo su mayor apogeo cultural entre el 350 a.C. y el 550 d.C.

La riqueza arquitectónica de Cantona

De acuerdo con el INAH, tan solo en su parte sur, la ciudad debió tener al menos 7,500 unidades habitacionales en su momento de mayor ocupación. Después del 600 d.C. su población creció de manera significativa, y hasta el 900 d.C. fue la ciudad más grande e importante del Altiplano Central.

La riqueza arquitectónica de este impresionante enclave comprende 24 estructuras, tres vías de circulación, ocho unidades habitacionales, un acceso con fortín a la acrópolis, una cancha adicional, tres plazas cerradas con pirámides y un palacio. Cantona tiene alrededor de 4 mil calles interconectadas.

Cantona tenía alrededor de 27 juegos de pelota, todos con diferencias en su tamaño y estilo arquitectónico. La arqueóloga estadounidense Joyce Marcus cree que estos rasgos sugieren que Cantona fue un lugar donde llegaron a convivir diversas etnias. Cantona llegó a tener una extensión de 12.6 kilómetros cuadrados durante el periodo Epiclásico.

Cantona Juego Pelota 1

Historia de Cantona

Para Marcus, los habitantes de Cantona no deseaban someterse a la hegemonía de Teotihuacan. Es por ello que su población se ubicaba sobre un malpaís, es decir un campo de lava con una superficie escabrosa y árida que servía como obstáculo para sus atacantes. Sus constructores cavaron una zanja en la base de la ladera para protegerse de enemigos. Los callejones tan estrechos también estaban pensados para reducir la movilidad de posibles invasores, quienes se veían obligados a pasar en fila india.

Los habitantes de Cantona comerciaron con artefactos de obsidiana. Este mineral lo obtenían de los yacimientos de Oyameles-Zaragoza. De acuerdo con el INAH, el gobierno local era quien controlaba la producción para lograr el intercambio de los bienes y productos que se necesitaran. Lo anterior se sabe debido a que en la zona arqueológica existe un área donde hay poco más de 350 talleres estatales.

El sitio fue descubierto en 1855 por Henri de Saussure y a lo largo de las dos últimas décadas del siglo XX fue objeto de diversos estudios, excavaciones y trabajos de restauración.

La zona arqueológica de Cantona abre de martes a sábado de 10:00 a 17:00 horas. El acceso tiene un precio de 95 pesos por persona e incluye la entrada al museo. Menores de 13 años, estudiantes, maestros y personas de la tercera edad pueden ingresar de forma gratuita. Los domingos la entrada es gratuita para todos.

Imagen de Portada | Comisión Mexicana de Filmaciones

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