Cuenta la leyenda de los antiguos aztecas, recogida en el libro "Los Dioses en los Códices Mexicanos del Grupo Borgia: Una Investigación Iconográfica", que cuando los dioses debieron sacrificarse para el nacimiento del Quinto Sol, hubo uno, gemelo de Quetzalcóatl llamado Xólotl que hizo hasta lo imposible por librarse del sacrificio, primero se escondió entre el maíz convirtiéndose en una planta de dos cañas, cuando lo descubrieron, corrió a esconderse en un magueyal tomando la forma de una penca doble, y cuando volvieron a encontrarle, se lanzó a los canales del lago Xochimilco convirtiéndose en un axolotl (ajolote), ahí fue donde al final el verdugo lo atrapó y lo mató, dando origen a este peculiar anfibio mexicano.
El axolotl o ajolote, es un anfibio nativo del sistema lacustre del Valle de México que tiene la capacidad de mantenerse en un estado larvario incluso después de haber alcanzado la madurez sexual, condición conocida como neotenia, dejando así su metamorfosis incompleta. A primera vista parece como un renacuajo con patas y cola, con dedos finos y puntiagudos en cada pata.
Un habitante de los lagos del Valle de México
Este asombroso anfibio mexicano que puede ir desde el color albino hasta el negro pasando por diversas coloraciones de acuerdo con su forma de vida (libre o en cautiverio), y mide en promedio 25 centímetros, siendo extremadamente raros los ejemplares de 30 o más centímetros de largo. Durante el siglo XVI vivía en el complejo lacustre del Valle de México en los lagos de Xochimilco, Chalco y Texcoco, pudiendo llegar por los canales hasta el lago de Zumpango y Xaltocán.
La población de ajolotes ha ido disminuyendo de manera exponencial en los últimos años, de manera que en el año 2010 fue clasificado por la lista roja de las especies en peligro como especie críticamente en peligro de extinción, esto debido a que su hábitat se ha reducido a unos 10 km², las causas para esto son varias, pero las más importantes son la desecación de los lagos para generar más áreas de construcción por un lado, y por otro lado, la gran contaminación doméstica e industrial que es arrojada a los canales día con día.
El ajolote necesita de canales profundos tanto naturales como artificiales, con abundante vegetación en el fondo que le sirva para depositar sus huevos en la etapa de reproducción, además requiere ciertas condiciones de turbidez y niveles de oxígeno disueltos en agua. La temperatura ideal para ellos es entre los 16 y 18º C, si la temperatura sube, su supervivencia queda comprometida.
Otra de las amenazas que enfrenta esta especie es la de las carpas y tilapias que han sido introducidas en el lago de Xochimilco y que compiten con ellos por la comida, además de que se comen sus huevos, y por si esto fuera poco, también están sujetos al comercio legal e ilegal al considerarse que tiene ciertas propiedades curativas. Curiosamente en varios países se realizan investigaciones biomédicas y fisiológicas sobre el ajolote debido a su gran capacidad para regenerar los tejidos que ha perdido.
El ajolote ha sido objeto de estudio
Como ya sabemos, en las milenarias culturas prehispánicas había un sinfín de usos para distintas especies tanto vegetales como animales y a muchas de ellas se les concedían ciertos "poderes" para combatir enfermedades. Tal es el caso que se cita en el Diccionario enciclopédico de la medicina tradicional mexicana en el que se dice que la carne de ajolote es supuestamente buena para curar a los tuberculosos y también a los niños héticos, aunque al día de hoy no hay algún estudio que lo confirme.
Pero hablando de estudios más serios y avalados por el método científico, encontramos a Elly Tanaka, profesora de la Universidad de Dresden (Alemania) que se ha dedicado a estudiar la forma en que el ajolote puede regenerar su cola o alguna de sus extremidades, intentando con ello conocer la manera en que funciona este mecanismo y cuáles son las proteínas que intervienen en el proceso, esto a través de la identificación y manipulación de células madre que actúan en la regeneración de los tejidos.
Sí, hay esfuerzos para preservarlo y evitar su extinción
Si bien es cierto que debido a sus capacidades regenerativas se tienen colonias de ajolotes en cautiverio en varias partes del mundo, también es cierto que en su estado natural la población va en declive y está próxima a la extinción. Sin embargo, la internacionalización del ajolote comenzó en el año de 1863 cuando el general francés Elie Frederic Forey envió 34 ajolotes vivos desde Xochimilco al Museo de Historia Natural de París, y desde ahí al ser fáciles de reproducir en cautiverio, fueron distribuyéndose a otros países europeos.
Ahora lo que más preocupa a los científicos mexicanos es la reintroducción de ajolotes a los canales de Xochimilco para intentar estabilizar la población y que no vaya en decremento, para esto la UNAM se ha valido de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, para abrir un área de preservación y refugio para los ajolotes.
Otra de las iniciativas es cultivar la especie en el Parque Ecológico Xochimilco que es de hecho la única área donde es una prioridad que se conserve el ajolote en su estado silvestre, esto se logrará generando refugios dentro de los propios canales, donde los ajolotes puedan vivir aislados de las especies no nativas para poder asegurar su supervivencia desde el mismo lugar donde ahora se encuentran, pero protegiéndolos a través de estos refugios que les brindarán áreas apropiadas para que los huevos y las larvas de ajolote se desarrollen.
El ajolote (axolotl o axolote) es sin duda una de las especies endémicas de las que se conoce su existencia desde tiempos prehispánicos, por su carácter de única, merece ser preservada en su hábitat natural, para esto es necesario conocerlo, ya que no se puede proteger aquello que no se conoce.
Imágenes | Techne México | Reinoanimalia | Posta | National Geographic Kids | Aljazeera America
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