El planeta ha visto genios de todo tipo y cada cierto tiempo llegan inventores que le dan un giro a la ciencia e ingeniería. Uno de ellos fue (o al menos lo intentó ser) Arturo Estévez Varela, un español que a principios de la década de los 1970 declaró haber inventado un motor a base de agua, con el cuál podía poner a trabajar sin aparentes problemas.
Arturo era todo un visionario, pero también todo un fraude. Si bien tenía mucho ingenio para pensar en diversas ideas, sus inventos nunca destacaron y, en cuanto al motor de agua, jamás se demostró que de verdad funcionara.
Ante todo, Arturo amaba a su patria y así lo demostró cuando dijo, alto y claramente: "De mi patente, la licencia para España la cedo gratuitamente al Estado para beneficio de todos los españoles". Era sin lugar a dudas un español orgulloso.
Nacido en la provincia de Valle de la Serena, una pequeña localidad con poco más de 1,000 habitantes, ya había creado algunos inventos de lo más curiosos, como un asador de pollos a infrarrojo o el "plano ala", algo que creó para recuperar cohetes. Era como un ingeniero de SpaceX a la antigua.
Sin lugar a dudas, el invento con el que destacó fue con el motor de agua. Don Arturo afirmaba que un coche podía recorrer 900 kilómetros con solo cuatro litros de agua. Esto según lo declarado por la prensa de la época. Apenas era 1970 y claro que parecía una verdadera maravilla, una nueva forma de mover las cosas, los derivados del petróleo quedarían atrás.
Pero, como todos ya sabemos, eso no sucedió y más de un siglo después seguimos utilizando la gasolina para poner en marcha nuestros automóviles y motocicletas. ¿Cómo le había hecho Don Arturo para que funcionara la motocicleta que llevaba por España? Según este inventor, el truco estaba en tres componentes fundamentales: agua el primero, hidrógeno el segundo, un misterio el tercero.
Boro: el elemento perdido
Aparentemente, el motor funcionaba utilizando un mineral que nunca quiso revelar. La reacción junto con el agua provocaba hidrógeno, el cual se quemaba para hacer combustión dentro del motor. Es un procedimiento similar al que Toyota probó por allá de 2022, pero sin tantos componentes.
Sin embargo, en algún momento se le pierde la pista y desaparece. Aquí es donde las teorías comenzaron a surgir: lo había silenciado el gobierno de Francisco Franco o lo habían eliminado las petroleras por temor a romper su negocio. Aunque el misterio terminó siendo no tan misterioso pues en un blog se recuperan reportes de la prensa local donde se menciona que alguien confió en el proyecto. Esa persona era José Carrera Rey, un empresario que compró la mitad de los derechos del invento.
Después de la venta se pierde rastro de Don Arturo, con una enorme cantidad de dinero en sus bolsillos, hasta 1974 cuando es procesado por estafa. Pese a todo, Arturo logra salir de los juzgados pues en aquellos años parte del juicio giró alrededor de que había engañado a la gente, pero no engañó a nadie porque estaba convencido de que su invento servía.
Con los años se teorizó que el material misterioso era boro. Este elemento químico reacciona con el agua, generando hidrógeno que puede inflamarse. Según un reporte de La Vanguardia, Toyota Mirai logró hacer funcionar un motor de agua, pero para conseguir 5 kilogramos de hidrógeno, son necesarios 45 litros de agua y 19 kilogramos de boro.
Básicamente el problema está en que, al menos en 2022, 19 kilogramos de boro costaban 68,000 euros o 1,250,000 pesos. La idea de Arturo, si es que esa fue, era funcional pero nada eficiente, y no hay evidencia de que de verdad utilizara esa mezcla para hacer funcionar su motocicleta con la que recorrió y desapareció de España.