No cabe duda que si algo caracteriza a las fiestas patrias en México, es la comida. Y dentro de ella, el pozole es uno de los platos insignia. Pero el platillo tiene tanto sabor como historia, y quizá no sabías, pero su origen se remonta hasta la vieja Tenochtitlan, donde se rumoraba que el "pozolli" hecho por los sacerdotes para celebrar rituales y ceremonias prehispánicas llevaba carne de niño.
El origen del Pozole
Para conocer el origen del pozole hay que remontarnos hasta la época prehispánica, pues en aquel entonces preparar este platillo formaba parte de un ritual con ceremonias dedicadas al dios Xipe Tótec, señor de la fertilidad, el maíz y la guerra.
En el ritual se celebraba el sacrifico de la persona que formaría parte de este pozole prehispánico, pero no todos los sacrificios eran de esclavos capturados por los mexicas, como se acostumbra a mencionar, sino que incluso había voluntarios para ser el ingrediente, pues en las épocas cercanas a la guerra se consideraba todo un honor formar parte de ese sacrificio, menciona Yolanda García González, doctora en Historia, en una entrevista para BBC News Mundo.
Además, no se trataba de un mero acto de crueldad, sino que para la cosmovisión de los mexicas, significaba que la sangre y el corazón humanos eran necesarios para mantener con vida todos aquellos actos para la supervivencia humana, es decir, la fertilidad de la tierra, el viaje del sol por los cielos, el crecimiento de las plantas, la lluvia, etc.
Hoy en día, el pozole es un platillo típico que comemos todos los mexicanos, pero en aquella época solo las clases más altas podían degustarlo. Fray Bernadino de Sahagún, cuenta en la Historia General de las cosas de la Nueva España, que el pozole que comía Moctezuma llevaba carne humana, concretamente, hecho con maíz, agua, y una pieza de pierna o muslo. A aquel guiso le llamaban "tlacatlaolli", que en náhuatl significa "maíz de hombre".
Cerdo por carne humana
Si bien existen algunas narraciones que documentan la utilización de la carne humana en el pozole, hay que subrayar que la mayoría de estos relatos tenían una intención dedicada a recalcar las discordancias que existían entre una y otra cultura.
Por ejemplo, Bernal Díaz del castillo, uno de los conquistadores, relata en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, que se rumoraba que el emperador Moctezuma comía carne humana; sin embargo, él nunca lo vio hacerlo. El fin último de estos relatos era conseguir una rápida autorización del Papa y la Corona para poder evangelizar a los pueblos de la Nueva España.
Tras la conquista y el comienzo de la evangelización, los españoles eliminaron la utilización de la carne humana en el pozole y lo sustituyeron por un ingrediente típico de la dieta en España: el cerdo. A cambio, mantuvieron el significado religioso, sociocultural y económico del maíz. Era una forma de mostrar que, a través del consumo del cerdo, pasaban a ser principalmente cristianos.
El pozole como identidad en el México moderno
Tuvieron que pasar un par de siglos, dos guerras civiles y la formación de un Estado autónomo para que la identidad de "el mexicano" comenzara a incluir símbolos prehispánicos. Fue hasta después de la Revolución mexicana que el pozole se convirtió en un platillo tan tradicional como hoy lo conocemos. La razón es que el pozole se consumía en eventos públicos y políticos para proyectar una fuerte identidad específica a México y al mundo.
Es increíble cómo en menos de 100 años, y después de la revolución, la mezcla de culturas logró darle una identidad única a México, pero es la comida la que se volvió un estandarte para el país a nivel mundial. Es aún más extraordinario pensar que, tras conocer su historia, y desde tiempos prehispánicos, el pozole siempre ha sido considerado como un manjar de los dioses. Y, al igual que los chiles en nogada, los pambazos o las tostadas, el pozole es uno de los grandes protagonistas de la cocina tradicional mexicana.
Imágenes: Museo Nacional de Antropología
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