La NASA ha descubierto cómo el Sol puede fracturar las rocas de un asteroide a partir del calor que genera, descomponiéndolas poco a poco, pero también ha encontrado la velocidad a la que su superficie se regenera.
De acuerdo con la Agencia, los científicos a cargo de la misión OSIRIS-REX, tras analizar las fracturas de las rocas en el asteroide Bennu, del que hace poco se liberó reporte donde se mencionaba que casi se "traga" a la sonda que fue a recuperar muestras, se descubrió que el calor del astro las fractura en un periodo de tiempo que va entre 10,000 y 100,000 años.
Con estos datos, los científicos buscan estimar cuánto tardan las rocas en los asteroides, como Bennu, en descomponerse en partículas más pequeñas que pueden eventualmente ser expulsadas al espacio o permanecer en la superficie del cuerpo.
Marco Delbo, científico principal del estudio, señaló que decenas de miles de años puede ser una medida quizá demasiado lenta, pero en general se estima que la regeneración de la superficie de estos asteroides tardó aproximadamente millones de años.
Su trabajo se encuentra publicado en la revista Nature Geoscience, donde señala que tanto el proceso de envejecimiento y meteorización de los asteroides ocurre rápidamente, desde el punto de vista geológico.
Un proceso similar al de nuestro planeta
En la Tierra los deslizamientos, volcanes y terremotos pueden cambiar la superficie repentinamente, aunque en general estos cambios son graduales, fomentados por el agua, viento y temperatura, que rompen lentamente las capas de roca creando así nuevas superficies durante miles de años.
Sin embargo, en Bennu estas modificaciones se dan rápidamente por los cambios de temperatura, creando tensiones internas, mismas que terminan fracturando y descomponiendo las rocas, en una forma similar a cuando se rompe un vaso frío bajo el agua caliente.
Ya que el Sol sale cada 4.3 horas en Bennu, en el ecuador del asteroide se alcanzan temperaturas en el día de hasta 127 °C, mientras que los mínimos nocturnos llegan a -23 °C.
Al analizar las imágenes de OSIRIS-REX, los científicos detectaron una serie de grietas en las rocas del asteroide, donde las fracturas parecían apuntar a la misma dirección, una "señal clara de que los cambios bruscos de temperatura entre el día y la noche podían ser la causa", según Delbo.
La información analizada con un modelo de computadora, donde se utilizaron las medidas de las fracturas para calcular el periodo de tiempo en que estas se propagarían y dividirían las rocas, lo que arrojó entre 10,000 y 100,000 años.
Los científicos también encontraron que estas fracturas térmicas eran bastante similares a las que hay en la Tierra y Marte en la forma en que se forman, a pesar de que generarse en "condiciones físicas muy exóticas", como baja gravedad y sin atmósfera, de acuerdo con Christophe Matonti, coautor del artículo.
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