En 2020 se dio a conocer la misión Colmena, un proyecto de la UNAM para enviar a la Luna pequeños robots autónomos y analizar las posibilidades de montar estructuras en la superficie del satélite, además de estudiar el polvo lunar como alternativa para producir oxígeno y metales.
La misión que comenzó a trabajarse en 2016 originalmente estaba programada para realizarse a mediados de 2021, sin embargo por retrasos derivados de la pandemia de COVID-19 se atrasó a 2022 con una ventana de lanzamiento para junio, aunque todavía no es una fecha definitiva por factores externos como demanda de vuelos y hasta factores climáticos.
Según detalla el Dr. Gustavo Medina Tanco, responsable del Laboratorio de Instrumentación Espacial (LINX), con la misión busca demostrar la factibilidad de construir estructuras sobre superficies planetarias, utilizando enjambres de robots auto-organizados. Además cuenta con el apoyo de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), CONACyT y UNAM, siendo la primera misión mexicana a la Luna.
A través de Colmena, México busca participar activamente en la "reconquista" del satélite natural como parte de los Acuerdos Artemis, firmados en diciembre del año pasado.
Algunos datos técnicos de Colmena
La carga consta de cinco robots que miden 10 centímetros de diámetro con menos de 60 gramos de masa, que tienen toda su electrónica a menos de dos centímetros del regolito.
Estos robots serán colocados en un módulo TTDM, que proporciona telemetría, telecomandos y realiza su despliegue sobre la superficie, todo con un peso menor a 608 gramos.
Están equipados con computadoras, sensores de corriente, voltaje, proximidad, temperatura, direccionalidad y potencial electromagnético. Además tienen la capacidad de resistir temperaturas extremas y trabajarán como un centro de medición independiente enviando datos a la Tierra, a un centro habilitado en la UNAM para estudiar la información.
Aunque la misión durará menos de un día lunar, aproximadamente 13 días terrestres, los robots tardarán aproximadamente dos días terrestres en posarse sobre la Luna, ya que tendrán que esperar a que se disipe el combustible del lander Peregrine, se asiente el exceso de regolito y se desplieguen y alejen un par de rovers grandes que pueden interferir con los de Colmena.
Después será el momento en que estos robots sean "lanzados" por una especie de catapulta desde el Peregrine, tras lo que deberán conectarse y ensamblar un panel solar para generar energía. Además también servirá para medir la dinámica del regolito lunar, su temperatura, sedimentación y otros elementos adicionales.
Este panel tendrá unas dimensiones de medio metro y permitirá comprobar la posibilidad de montar estructuras y conectarlas entre sí.
El objetivo: que México pise la Luna
El proyecto tuvo una inversión de aproximadamente seis millones de pesos para la fabricación de los robots y el precio para el lanzamiento será de unos siete millones de pesos.
Este lanzamiento estará a cargo de la compañía Astrobotic, que despegará el cohete Centauro desde Cabo Cañaveral en Florida y tardará aproximadamente entre tres a cinco días en llevar su carga a la Luna (dependiendo de la trayectoria y posición de la Tierra), donde también hay otros proyectos científicos entre los que también está involucrada la NASA.
Se espera que la misión no solo demuestre las capacidades espaciales de México, sino también prepare el camino para otros proyectos adicionales, como enviar rovers al satélite para producir oxígeno con el regolito lunar para 2023 y eventualmente contribuir para que una mexicana o mexicano pisen la Luna.
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