La nueva etapa de exploración lunar está prácticamente a la vuelta de la esquina, con docenas de misiones a la Luna programadas para los próximos años. Uno de los retos de esta era será cómo los trabajos simultáneos que se encuentren en y alrededor del satélite deberán comunicarse entre sí, permitiéndoles fijar sus posiciones independientemente de la Tierra, para lo que se deberá desarrollar un tiempo específico para la Luna.
Por esto la Agencia Espacial Europea (ESA) ha adelantado que además de buscar una arquitectura común "LunaNet" para servicios de navegación y comunicación lunar, también es necesario (y urgente) definir un tiempo de referencia lunar común, que sea aceptado internacionalmente y al que puedan referirse todos los sistemas y usuarios que se encuentren en la Luna.
Hasta ahora cada una de las misiones ha operado según su propia escala de tiempo exportada desde la Tierra, con antenas de espacio profundo utilizadas para mantener los cronómetros de abordo sincronizados con el tiempo terrestre, facilitando por ejemplo las comunicaciones bidireccionales, aunque según la ESA, esto no será sostenible en el entorno lunar próximo.
Las próximas misiones lunares, como la estación Gateway, los lanzamientos regulares de Artemis, CubeSats y hasta el gran módulo de aterrizaje lunar logístico de la ESA, el Argonaut, no solo se ubicarán en el satélite, sino que tendrán que interactuar, transmitir comunicaciones entre sí, hacer observaciones conjuntas y realizar operaciones de encuentro.
Utilizando la experiencia en la Tierra
Según Jörg Hahn, ingeniero jefe de Galileo de la ESA, que también asesora aspectos del tiempo lunar, para definir el horario se puede aprovechar el éxito de los sistemas de navegación global por satélite, estableciendo un cronometraje estable para la Luna. Esto plantea algunos desafíos, como que el tiempo pasa de forma diferente por la gravedad específica del satélite y los efectos de la velocidad.
A pesar de que en la Tierra los sistemas de tiempo funcionan distintos en cada región, como el usado para los satélites de navegación Galileo de Europa o el GPS de Estados Unidos, hay compensaciones entre sí hasta de millonésimas de segundo, aprovechando también el tiempo universal coordinado o UTC, el principal estándar de tiempo del mundo usado en prácticamente en todas las actividades humanas.
Otra duda que surge con el tiempo lunar es saber cuál deberá ser la organización responsable de establecerlo y mantenerlo, además de si debe ser marcado de forma independiente en la Luna o estar directamente sincronizado con la Tierra.
Otros retos del tiempo lunar
También hay problemas técnicos, por ejemplo dice la ESA, los relojes en la Luna funcionan más rápido que sus equivalentes terrestres, ganando aproximadamente 56 microsegundos o millonésimas de segundo por día, y la tasa exacta depende de su posición en la Luna, marcando de distinta forma el tiempo en la superficie que en la órbita.
Por su parte Bernhard Hufenbach, miembro del Equipo de Gestión de la Luz de la Luna de la Dirección de Exploración Humana y Robótica de la ESA, señala que el sistema también debe ser práctico para los astronautas, pues hay zonas como la región ecuatorial donde cada día dura 29.5 días, incluidas sus gélidas noches lunares de 15 días con la Tierra en el cielo oscuro, aunque una vez que se tenga un sistema, se podrá "exportar" el método a otros destinos planetarios.
La ESA también apunta a que es necesario establecer un "marco de referencia selenocéntrico" común, que permita medir consistentemente las distancias precisas entre los puntos en todo el planeta, de la misma forma que lo hace el Marco de Referencia Terrestre Internacional en la Tierra, lo que según Javier Ventura-Traveset, gerente del Moonlight Navigation de la ESA y las contribuciones de la agencia para LunaNet, garantizará la interoperabilidad de los diferentes sistemas de navegación y fomentará las oportunidades de investigación y aplicaciones en el espacio.
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