Antes de llegar la superficie de Marte hay varios retos por superar, la nave en que se hará, el tiempo de recorrido, el número de exploradores que irán, y sobre todo el tema de que tan expuestos a la radiación se encuentran tanto en el camino, como una vez que los astronautas aterricen en el planeta.
Sobre este último punto un nuevo estudio publicado en el Journal of Geophysical Research: Planets, busca dar una solución: hacer agujeros gigantes en la superficie del planeta rojo, y construir bases marcianas dentro de ellos, teniendo una especie de "barrera" que sirva de protección contra la radiación dañina, además de al mismo tiempo, proporcionar materiales de para la fabricación.
En el artículo, se resalta sobre algunos de los peligros que los futuros habitantes del planeta pueden llegar a encontrar, entre los que está la radiación cósmica que llueve en Marte, y en específico una conocida como "partículas de rayos cósmicos galácticos" (GCR) que puede derivar en problemas de salud, como cáncer, cataratas y hasta daños en el sistema nervioso central.
El problema con Marte y las partículas de rayos cósmicos
Las partículas GCR son partículas altamente energéticas, compuestas por todos los elementos existentes. Se originan fuera del sistema solar, posiblemente emitidas por eventos cósmicos explosivos, como las supernovas y rebotan en un gran porcentaje en los campos magnéticos de la Tierra, la magnetósfera.
Sin embargo, en el caso de Marte, al no contar con un campo magnético protector similar, permite que las partículas GCR pasen libremente por su atmósfera y lleguen directamente hasta la superficie del planeta.
Aunque las GCR pierden mucha energía una vez ingresan a la atmósfera y puede evitar que lleguen a la superficie, esto depende en gran medida de dos factores: el espesor de su atmósfera y la presión atmosférica que hay en la superficie, misma que puede variar en distintas zonas del planeta hasta con una diferencia de 10 veces dependiendo de la altura.
De forma adicional los investigadores encontraron que la interacción de los GCR y la atmósfera crea otro tipo de radiación dañina, las partículas de neutrones secundarias, que se encontraban en mayores cantidades en zonas donde había una mayor protección atmosférica.
Evitando la radiación en Marte
Una vez con esta información, se utilizó un modelo informático llamado Simulador de Interacción de Radiación Atmosférica (AtRIS), así como datos de radiación recopilados por el rover Curiosity de la NASA para simular la exposición a las partículas GCR en la superficie del planeta y medir que tanto penetraban en el regolito (es decir de tierra y roca).
El análisis arrojó que aproximadamente la dosis de radiación alcanzó su punto máximo aproximadamente 30 centímetros dentro de la superficie de Marte.
Con esto, los investigadores determinaron que para construir una habitación "segura" en el planeta rojo, que tuviera como máximo una exposición anual de no más de 100 milisievert (el máximo recomendado según la Asociación Nuclear Mundial), se requiere un escudo de regolito de entre 1 a 1.6 metros de grosor, aunque si la estructura se fabrica en una zona profunda, por ejemplo un cráter, se requerirá una menor protección, puesto que la presión atmosférica mitigará algunas de las partículas.
Con esta información los científicos quieren determinar el papel que desempeña la exposición a la radiación como uno de los factores para el desarrollo de una base potencial en Marte.
Esto permitirá mitigar los riesgos que presenta al momento de diseñar futuros hábitats marcianos aprovechando el material de la superficie e incluso aprovechando estructuras geológicas naturales, como cuevas o tubos de lava que sirvan de refugios contra la radiación en el planeta.
Imagen: NASA