Una misión para poder analizar un objeto interestelar. Ese es el objetivo de un equipo de científicos, que plantea en un borrador lo que se necesitaría para poder estudiar un objetivo de este estilo una vez que sea detectado.
De acuerdo con el artículo, publicado en el servicio de preimpresión arXiv, los investigadores quieren poder analizar de cerca objetos interestelares, como el Oumuamua o el 2l/Borisov, ya que son "muy raros" y tienen comportamientos diferentes a lo esperado.
Por ejemplo, en el caso del Borisov, actuó como un cometa típico cuando ingresó al Sistema Solar, mientras que el Oumuamua nunca desarrolló su cola, algo que se tenía contemplado. Además, experimentó una aceleración que no podía explicarse, llevando a que algunas voces lo calificaran como "una sonda alienígena".
En el documento, los científicos señalan que la mejor forma de descartar esas afirmaciones es examinando de cerca el objeto interestelar, lo que requiere una misión capaz de "atraparlo", que también plantea otro reto, primero hay que poder detectarlos.
La colaboración de telescopios para "atrapar" un objeto interestelar
Según el artículo, gracias al Telescopio de Rastreo Simonyi (LSST) del Observatorio Vera C. Rubin, se podrán detectar entre uno y 10 objetos interestelares del mismo tamaño del Oumuamua cada año, lo que abre grandes oportunidades para encontrar al candidato adecuado para su estudio.
Sin embargo, uno de los principales puntos para ver si es viable el análisis de un objeto interestelar (ISO) es de dónde viene, pues dependiendo de su punto de origen, se tendrá que decidir dónde se almacena el "interceptor estelar" (ISI).
En este caso, se propone que la mejor ubicación sería en el segundo punto de Lagrange (L2), donde también se encuentra el telescopio espacial James Webb. Entre las ventajas que esta zona ofrece está el poco combustible que se requiere para permanecer allí, lo que hace posible que cualquier ISI pueda estar durante años esperando su momento de actuar.
Para hacerlo, se utilizaría otro telescopio de la NASA, el Observatorio Espectroscópico de Dominio del Tiempo (TSO) que se ubicaría también en L2 y que podría rastrear en minutos un ISO, contra el Webb, que tardaría entre dos y cinco días en enfocar en un objeto específico.
A manera de complemento, también se aprovecharían las capacidades del Near Earth Object Surveyor de la NASA, que se ubicaría en el primer punto Lagrange entre la Tierra y la Luna.
El estudio cercano de los objetos interestelares
Con estos aparatos, se podría tener un sistema de reacción rápida para detectar cualquier ISO ingresando al Sistema Solar interior, y dependiendo de su trayectoria, se podrá o no alcanzarlo, desde el punto de vista de la mecánica orbital.
Según los científicos, hay un 85% de probabilidades que un ISI almacenado en L2 pueda encontrar un objeto de interés adecuado del tamaño del Oumuamua en los próximos 10 años, y solo será necesario "esperar" la oportunidad para estudiarlo.
Una vez que el ISI alcance el ISO, se harán observaciones cercanas, para analizar sus materiales (naturales y artificiales), determinando así su verdadero origen, e incluso, si hay desprendimiento de gases, serviría para explicar el comportamiento del Oumuamua.
Imagen: ESO/M. Kornmesser
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