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Tras el fracaso de la nave Starliner, la NASA anuncia 80 recomendaciones que Boeing deberá resolver antes de su próximo lanzamiento

A finales de 2019, todo apuntaba a que Boeing se convertiría en la primera empresa privada en enviar astronautas desde suelo estadounidense a la Estación Espacial Internacional (ISS) como parte del programa comercial de la NASA, que nació en 2006 tras dejar fuera de servicio el transbordador espacial. Como vimos a finales de mayo, esto no fue así, y SpaceX fue quien hizo historia con el lanzamiento de la cápsula Crew Dragon. ¿Qué fue lo que pasó con Boeing?

El 20 de diciembre de 2019, Boeing lanzó por primera vez su cápsula Starliner, la cual serviría para enviar astronautas a la ISS antes que SpaceX. La misión fracasó, ya que la cápsula no pudo acoplarse a la Estación y tuvo que volver a la Tierra.

Por fortuna, la nave no se perdió y las primeras investigaciones apuntaban a un fallo en la computadora de vuelo, que hizo que perdiera su lugar en la línea de tiempo de la misión. Como resultado, la nave pensó que debía realizar una maniobra orbital y encendió sus motores, lo que provocó que entrara en la órbita equivocada mientras consumía demasiado combustible para poder llegar a la ISS, como estaba planeado.

Lo anterior hizo que la misión tripulada de Starliner se retrasada de manera indefinida hasta que se hiciera una investigación a fondo de lo que había ocurrido. Ahora después de siete meses, la NASA ha dado a conocer los resultados de esta investigación, que apuntan a 80 recomendaciones que tanto Boeing como la NASA deberán resolver si quieren que la Starliner vuelva a volar.

Boeing y sus constantes fallos

El equipo de revisión, contratado por la NASA para que investigara el fallo de la misión Starliner, encontró una larga lista de "problemas" que se deberán atender de inmediato. De hecho, la NASA apunta a que son 80 recomendaciones, pero no da a conocer una lista de todas, sino de las más importantes, según la agencia.

La primera es que Boeing deberá realizar pruebas de extremo a extremo utilizando la máxima cantidad de hardware de vuelo antes de cada vuelo. Y es que el mayor problema, según la NASA, fue porque Boeing dividió sus pruebas en pequeños misiones particulares en lugar de realizar una más larga que simulara todo el proceso, desde el lanzamiento hasta el acoplamiento.

Debido a esto, no se descubrió que el reloj de la computadora vuelo de la nave espacial estaba mal calibrado en 11 horas, lo que impidió que los propulsores de Starliner se dispararan y la enviaran a la órbita correcta. Además, Boeing no probó el software de Starliner contra su módulo de servicio. La compañía usó un emulador, que terminó saliendo defectuoso, y no descubrió un defecto crítico del software que podría haber llevado a la "pérdida del vehículo".

Steve Stich, gerente del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, señaló que la agencia confió en Boeing al no dar la suficiente supervisión. Esto derivó en múltiples errores que pasaron desapercibidos.

La NASA y Boeing deberán realizar un nuevo vuelo de prueba antes de poder enviar astronautas a la ISS, pero antes de esto deberán demostrar haber resuelto todos los fallos. Por el momento no hay una fecha tentativa para este nuevo vuelo de prueba, pero según The Washington Post, está programado para octubre o noviembre.

Estos problemas de Boeing con la Starliner se suman a la ya larga cadena de fallos en otros de sus proyectos, como el de los aviones 737 MAX, que ha provocado que los aviones estén en tierra desde hace más de un año; o el del cohete SLS (Space Launch System) de la NASA, que lleva acumulando retrasos, e importantes gastos de operación, ya que estaba programado para realizar su primer vuelo de prueba en 2016, y hasta la fecha se desconoce cuando pueda volar.

El sumamente retrasado cohete SLS (Space Launch System) de la NASA y Boeing.

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