Una estrella que se encontraba al final de su vida devoró a un planeta del tamaño de Júpiter. Ese fue el evento que la humanidad logró apreciar por primera vez, uno que puede suceder a la Tierra cuando el Sol llegue a un proceso de envejecimiento similar.
Un grupo de científicos dirigido por Kishalay De, astrónomo del Instituto Tecnológico de Massachusetts en Cambridge, descubrió el evento denominado "ZTF SLRN-2020". En este, un planeta que orbitaba su estrella a poco menos de la distancia de Mercurio de nuestro Sol, termino por ser absorbido.
Así fue el evento
Para la observación, según indica una publicación realizada en la revista Nature, se utilizaron múltiples observatorios terrestres, así como la nave espacial NEOWISE (Near-Earth Object Wide Field Infrared Survey Explorer) de la NASA.
Durante sus estudios, encontraron que la estrella en cuestión se encontraba en el comienzo de su última fase de vida, es decir, se trataba de una gigante roja, una etapa que puede durar más de 100,000 años.
A medida que esta estrella se expandió, su atmósfera exterior rodeó al planeta, ralentizando su órbita, reduciéndola y finalmente enviándolo bajo la superficie visible del astro, de la misma forma en que lo haría un meteoro ardiendo al ingresar en la Tierra.
Esto hizo que la estrella aumentara temporalmente su tamaño, volviéndose unos cientos de veces más brillante. Ahora, de acuerdo con la NASA, su tamaño y brillo ya han regresado al estado que tenía antes de fusionarse.
Cómo se encontró ZTF SLRN-2020
El evento fue descubierto originalmente por las observaciones realizadas por la Instalación Transitoria Zwicky (ZTF), que busca eventos cósmicos que cambian de brillo rápidamente, a veces en cuestión de horas, y que logró captar un destello de la luz óptica, es decir, aquella visible para el ojo humano, tras la desaparición del planeta.
Este observatorio en realidad se encontraba buscando otro tipo de eventos, conocidos como novas, es decir, cuando una estrella muerta y colapsada, conocida como enana blanca, canibaliza el gas caliente de otra estrella cercana.
Estas siempre están rodeadas por flujos de gas caliente, captado por el ZTF, aunque este tenía la característica de ser mucho más frío, algo que no parecía una nova ni algo parecido.
Para aclarar el fenómeno, se recurrió a NEOWISE, que escanea todo el cielo con luz infrarroja cada seis meses para producir mapas de todo el cielo que permiten a los astrónomos ver cómo van cambiando los objetos en el espacio.
Un planeta que "luchó" hasta el final
Tras analizar los datos, el astrónomo encontró que la estrella brillaba casi un año antes de que ZTF detectara su destello, una evidencia de que se estaba formando polvo alrededor de ella.
Para De y sus colegas, esto significa que el planeta no desapareció "sin luchar", sino que logró extraer gas caliente de la superficie de la estrella hinchada mientras desaparecía.
Durante la colisión del planeta con la estrella se arrojó más gas al espacio, que produjo el polvo visible, el mismo que pudieron captar los observatorios de infrarrojos y el NEOWISE.
El final que le espera al Sol, y a la Tierra
Para la NASA, este evento es una clara muestra de lo que pasará eventualmente con la Tierra. Según la agencia, en unos cinco mil millones de años, se espera que el Sol se convierta en una gigante roja, tragándose en su camino a Mercurio, Venus y posiblemente a la Tierra.
Eso sí, habrá una gran diferencia: el espectáculo de luces que algún observador podría llegar a ver será mucho más tenue, al tratarse de planetas más pequeños que Júpiter.
Por lo pronto, estas nuevas observaciones son una gran revelación para los astrónomos, que ahora saben mejor cómo deben verse estos eventos para poder encontrar más, ya que la mayoría de las estrellas de tamaño mediano eventualmente se convertirán en gigantes rojas, y se estima que algunas de ellas consumen los planetas cercanos cada año a lo largo de la galaxia.
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