Actualización: Aerospace Corporation ha dado un nuevo estimado para la ventana de reingreso, que ahora inicia a partir de la 1:05 pm hora de México del sábado 30 de julio, aunque tiene un margen adicional de cinco horas para suceder.
China lanzó el pasado 24 de julio el cohete Long March 5B con un nuevo módulo para la estación espacial Tiangong y ahora el propulsor se encuentra en proceso de reingresar a la Tierra, pero de forma descontrolada, por lo que puede cruzar por varias áreas pobladas y resultar un problema de seguridad aérea, al menos para las zonas por las que pasa, entre ellas México.
De acuerdo con Aerospace Corporation, que se dedica a analizar las trayectorias de los vehículos grandes hechos por humanos que caen a la Tierra, se tiene estimado que la ventana para que el cohete reingrese se abre a partir de las 2:24 pm hora de México del sábado 30 de julio, evento que puede ocurrir hasta siete hora después.
Esto no es todo, sino que la compañía detalla que algunas de sus posibles trayectorias pasan por Estados Unidos, y hasta por México, especialmente en algunas de sus zonas costeras.
En el siguiente tuit se muestran más a detalle las trayectorias esperadas del cohete.
El problema de este tipo de lanzamientos
No es frecuente ver reingresos descontrolados de este tamaño, pero normalmente la primera etapa de un cohete y sus impulsores auxiliares no están diseñados para alcanzar la órbita, por lo que sus trayectorias se planifican pensando en que estos componentes caigan en un área segura, principalmente en el océano.
Sin embargo, en este evento la primera etapa del cohete sí alcanzó la órbita, por lo que ya no se podía controlar por donde volvería a entrar sin antes realizar una maniobra de salida.
Esto significa que para poder dejar su trayectoria de "forma controlada", tendría que utilizar o los motores de una etapa de satélite o del propio cohete para elegir en dónde golpea la Tierra, con lo que se puede apuntar a una región despoblada en el océano donde sus desechos no dañarían a nadie, pero esto depende del diseño del vehículo y de la misión.
No es raro que los operadores de cohetes planifiquen maniobras de salida de órbitas y reingresos controlados, pues las grandes etapas, justamente como esta china, representan mayores riesgos para las personas en la Tierra.
El nivel de riesgo que representa
Es una regla general que entre el 20 y el 40% de la masa de un objeto grande, como el del Long March 5B sobreviva al reingreso y llegue a la superficie, aunque la cifra exacta depende más del diseño del objeto.
Para este propulsor, el estimado está entre cinco y nueve toneladas métricas, donde sobrevivirían desde tanques pequeños y medianos más o menos intactos, así como unos componentes del motor, mientras que los tanques más grandes y las cubiertas de la etapa central es muy probable que se deshagan.
Otro factor que marcará la diferencia en que tantos elementos del propulsor quedan, tendrá que ver con el punto de fusión de cada uno de los materiales utilizados para su construcción.
Así funciona el sistema de Aerospace
Para poder conocer cuándo y dónde caerán los escombros, Aerospace utiliza dato de la Red de Vigilancia Espacial (SSN), operada por la Fuerza Espacial de EE. UU., que utiliza sensores para observar y rastrear los objetos más grandes que una pelota de béisbol en órbitas terrestres bajas y objetos del tamaño de una pelota de fútbol o más grandes en órbitas más altas.
Con esta información se puede determinar en qué órbita se encuentran y predecir aproximaciones cercanas, reingresos, así como su probabilidad de colisiones.
Imagen: @ShaotsingFromCN
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