La pandemia impulsó a muchas empresas a implementar el home office para sus empleados. Sin embargo, tras superarse la contingencia, las compañías decidieron que sus trabajadores regresaran a las oficinas, algo que no fue bien recibido por todos los asalariados.
Esto derivó en múltiples protestas, como el caso de Amazon, donde se prometió a los trabajadores que se mantendría el home office. Por ello, muchos empleados decidieron mudarse de ciudad, vender sus casas y comprar otras nuevas lejos de las oficinas. Con la nueva medida, se vieron obligados a cambiar nuevamente su proyecto de vida.
Un caso similar ocurrió en Farmers Group, una aseguradora estadounidense, que solicitó a sus trabajadores, tras haberlos enviado a realizar home office, asistir al menos tres días a la semana a la oficina.
Como resultado, varios trabajadores amenazaron con renunciar en masa o sindicalizarse luego de que un nuevo consejero delegado cambiara la política del trabajo a distancia.
Las quejas de los trabajadores
Según el Wall Street Journal, que accedió a la plataforma interna de comunicación de la empresa, los empleados habían publicado hasta ese momento más de 2,000 comentarios con quejas sobre la nueva medida.
En sus mensajes, mencionaban haber aprovechado la oportunidad para vender sus casas y mudarse a otra ciudad para estar más cerca de sus familias. Consideraban "triste" haber tomado una decisión financiera basada en una mentira.
Desde Farmers Group, uno de sus consejeros delegados, Raúl Vargas, anunció que la nueva modalidad se mantenía, con los empleados teniendo únicamente un plazo de tres meses para "adaptarse y hacer arreglos" para regresar a sus trabajos.
La compañía argumentó que el regreso a la oficina tenía la intención de "fomentar una mayor colaboración, creatividad e innovación, y al mismo tiempo ofrecer mejores oportunidades de aprendizaje, capacitación, tutoría, desarrollo profesional y una mayor interacción orgánica".
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