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Una mujer fue despedida tras 18 años en su trabajo: su empresa controlaba sus actividades y sabía cuánto tiempo había pasado frente a su PC

El home office ofrece muchas ventajas para algunos trabajadores, pero también presenta varios inconvenientes para las empresas. Entre los problemas documentados se encuentra la dificultad de verificar si una persona realmente trabaja desde casa, razón por la cual algunas compañías recurren a lo que se conoce como "modo espía".

Esto fue precisamente lo que le sucedió a Suzie Cheikho, una mujer que compartió su historia tras ser despedida luego de haber trabajado 18 años en una compañía. Cheikho destacó el método que la empresa utilizó para "controlarla", así como la justificación que le dieron para terminar su contrato.

Cheikho, quien trabajaba para Insurance Australia Group (IAG) en la creación de documentos de seguros y cumplía con los plazos establecidos por la empresa, se vio sometida a un plan de seguimiento después de que sus jefes expresaron preocupación por su rendimiento.

Como parte de este plan, que los directivos denominaron "mejora del rendimiento", se controló durante 49 días el número de veces que ella presionaba las teclas de su computadora.

Según la empresa, fue despedida por no cumplir con los plazos y reuniones, ausentarse, ser imposible de contactar, y no completar una tarea que resultó en una multa para un regulador del sector.

Un seguimiento detallado

De acuerdo con un dictamen revisado por el New York Times, luego de que la Comisión Australiana de Trabajo Justo confirmara el despido de la trabajadora, durante 49 días de home office, Cheikho faltó varias veces al trabajo, además de que terminaba de trabajar temprano o se conectaba demasiado tarde.

En su defensa, ella afirmó que tenía "una actividad muy baja", ya que había registrado "cero mecanografía", es decir, prácticamente no trabajaba. Este tiempo sin actividad fue de 117 horas en octubre, 143 en noviembre y 60 horas en diciembre. Además, también se conectaba desde otros dispositivos cuando experimentaba problemas de sistema con su computadora.

Cheikho consideró que, si bien la IAG tenía un "plan premeditado" para ponerla en aprietos y agredirla debido a sus problemas de salud mental, durante sus 18 años en la compañía solo había recibido una amonestación. Ahora, debido al caso viral, teme que nadie quisiera contratarla en el futuro.

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