Un grupo de científicos derramaron 500 litros de un tinte líquido que coloreó de rosa las aguas de la bahía de Halifax, al este de Canadá, formando un círculo de 500 metros de diámetro. El resultado fue una llamativa mancha rosa en Tufts Cove, que se extendió por la costa, sorprendiendo a los transeúntes, y desapareciendo posteriormente.
El motivo del derrame no fue una broma de los estudiantes de la Universidad de Dalhousie, ni una obra de arte inspirada en 'Barbie'. Sino un curioso experimento que los investigadores realizaron para contrarrestar los efectos del cambio climático.
Una mancha rosa en la bahía de Halifax
El objetivo del experimento no fue otro que luchar contra el calentamiento global. Los investigadores querían probar una nueva forma de crear un superconductor a temperatura ambiente. Para ello, utilizaron un líquido especial que contiene partículas nano métricas que se alinean bajo la influencia de un campo magnético.
Al verter el líquido en el mar, los científicos esperaban crear un anillo superconductor que pudiera transportar electricidad sin resistencia ni pérdida de energía. En la práctica, el líquido rosado se mantuvo visible en el agua por varias horas, hasta que su concentración se fue disipando gradualmente en la bahía Bedford.
El tinte que utilizaron fue Rodamina WT, un colorante soluble que los científicos emplean desde hace décadas para estudiar la dispersión y el flujo de los sistemas acuáticos, como ríos, lagos, fuentes subterráneas o el océano, como en este caso. Los expertos de Dalhousie también usaron barcos, drones y vehículos submarinos autónomos para observar el comportamiento de la mancha rosada en los días posteriores, hasta que se disolvió en el mar.
El propósito de este vertido era contribuir al planeta. Más concretamente, mostrarnos nuevas formas de detener el cambio climático. Lo que hicieron los investigadores canadienses fue ganar experiencia para las pruebas que se realizarán entre septiembre y octubre con tecnología creada por Planetary Technologies, una empresa especializada en tecnología climática.
Su objetivo: incrementar la capacidad de los océanos para capturar y almacenar dióxido de carbono (CO₂), un gas de efecto invernadero que se quiere reducir en la atmósfera.
¿Qué pretenden conseguir? Aumentar la alcalinidad del océano. Los investigadores proponen dispersar una sustancia “levemente alcalina” que potencie la capacidad del océano para captar y almacenar CO₂ de la atmósfera.
En Dalhousie, lo equiparan con los antiácidos que ingerimos después de comer mucho para la acidez gástrica:
“Este método, llamado mejora de la alcalinidad oceánica u OAE, es uno de varios que se están estudiando ante la necesidad de lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050”.
El objetivo del tinte es comprobar la práctica con la teoría. Los investigadores quieren tener todos los medios a su disposición para que, cuando en otoño hagan nuevas pruebas con la solución alcalina, puedan verificar con exactitud si su propuesta funciona o no.
“Este estudio de seguimiento con tintes nos permitirá determinar qué tan rápido se dispersa el agua del desagüe, por dónde se desplaza dentro del puerto y si las predicciones de nuestro modelo sobre dispersión y movimiento del agua son acertadas”.
Doctora Katja Fennel, oceanógrafa.
Cuando los expertos de Planetary desplieguen su sustancia alcalina en el puerto de Halifax en septiembre u octubre, harán de nuevo el experimento del tinte para así observar el movimiento del agua modificada y —lo más importante— medir con exactitud el carbono extra absorbido de la atmósfera.
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