El lobo gris mexicano lleva más de 40 años en peligro de extinción, y en recientes años se ha multiplicado la suma de esfuerzos para su conservación. No solo a través del cautiverio, sino también a través de la rehabilitación, liberando ejemplares en su hábitat, y realizándoles seguimiento para que aprendan a cazar por su propia cuenta.
La Universidad Nacional Autónoma de México da cuenta de estos esfuerzos, que se reflejan en un incremento de ejemplares a 356, ente México y el sur de Estados Unidos, pero también alerta sobre el hallazgo de nuevos híbridos, producto de la cruza entre el lobo gris mexicano y los perros domésticos de rancherías al norte del país.
"Loboperros, o "Coyolobos"
"No deseamos que suceda esa mezcla" asegura Xóchitl Ramos Magaña, veterinadia integrante del Grupo de Manejo del Mexican Gray Wolf Species. Estos híbridos son denominados como "loboperros" o "coyolobos" en el comunicado de la UNAM. Pero no es la única amenaza de la especie, pues también se han ubicado a ganaderos y miembros de la delincuencia organizada que están tras ellos.
Mientras tanto, cada lobo liberado cuenta con un collar que sirve como localizador, esto para monitorear su desarrollo en la vida silvestre. El objetivo es garantizar su seguridad, pero también sus "patrones conductuales" y hasta su "estructura social". En México, los lobos se liberan en zonas de Sonora, Chihuahua, Durango, Zacatecas y Nuevo León.
Si los lobos no logran acostumbrarse a la vida silvestre, pueden regresar a cautiverio, en donde ingresan nuevamente a un programa de rehabilitación y preliberación, con la finalidad de volver a liberarlos posteriormente.
Pese a las amenazas, el lobo gris mexicano está teniendo una recuperación esperanzadora, nuevas camadas están surgiendo, y esfuerzos de 17 instituciones multidisciplinarias en México tienen como objetivo la preservación de la especie.
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