Científicos ambientales creen que un viejo problema podría estar cerca de terminar. Investigaciones sugieren que el agujero en la capa de ozono se está recuperando de manera alentadora, y en pocos años, hablando en términos ecológicos, los daños podrían revertirse significativamente. De ser cierto, esto podría ser un paso firme contra los problemas ambientales.
En su informe cuatrienal, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estiman que para 2066, el área de la capa de ozono más afectada y en donde se detectó por primera vez el problema, directamente sobre la Antártida, podría volver a condiciones normales. Zonas con menor daño en la capa de ozono verían este beneficio mucho antes, a partir del 2040.
A mitad de los años ochenta, un nuevo problema ambiental levantó las alarmas en todo el mundo. Se detectó por primera vez un desgaste significativo en la capa de ozono. Aunque la fisura creció rápidamente y por un par de años más fue el problema ambiental con más cobertura en las noticias, a medida que el calentamiento global aumentaba, la atención al agujero de la capa de ozono comenzó a perderse, hasta el punto en que hoy en día pocos saben en qué estado se encuentra.
Fue el 16 de mayo de 1985 que en la revista Nature se publicó un artículo detallando importantes daños a la capa de ozono, principalmente sobre la Antártida. El estudio explicaba que el desmedido uso de gases clorofluorocarburos en productos como aerosoles de uso doméstico descomponía las moléculas de ozono (O3).
La preocupación principal era que, entre más desgastada se encontrara la capa de ozono, menor sería la absorción de rayos UV y, por ende, más aumentaban las probabilidades de desarrollar cáncer de piel en quienes pasaban mucho tiempo expuestos en a sol.
Un par de años después, el Protocolo de Montreal de 1987 fue firmado por todos los miembros de la Naciones Unidas y entró en vigor en 1989. En resumidas cuentas, el protocolo establecía una prohibición al uso de gases clorofluorocarburos y cualquiera que pudiera perjudicar a la capa de ozono. Su uso sería sustituido por distintas partículas inocuas para el ozono.
Hoy en día, cerca del 99% de los compuestos químicos que causan daños en la capa de ozono han sido prohibidos en la industria. Esto, aunado a los resultados en la recuperación de la capa convierten al Protocolo de Montreal en el acuerdo más exitoso que se ha firmado en favor del medio ambiente.
A pesar de ser un importante problema ambiental, se creía que el agujero en la capa de ozono no tenía una relación directa con el calentamiento global, pues el aumento en la cantidad de rayos UV que llegan a la superficie no genera un cambio en la temperatura del planeta. Sin embargo, se demostró que un aumento en la radiación solar sí generaría la pérdida de ecosistemas, y la expulsión de casi 700,000 millones de toneladas de carbono a la atmósfera.
Las medidas adoptadas en el Protocolo de Montreal y en enmiendas posteriores sí han impactado positivamente, como la prohibición de hidrofluorocarbonos e hidroclorofluorocarburos, ambos compuestos que además de desgastar la capa de ozono, también son gases de efecto invernadero.
Estos acuerdos han logrado reducir en 0.5°C la temperatura promedio de la Tierra, y si las acciones continúan, se espera que para el 2100 se logre la reducción de otros 0.5°C, detalla el estudio cuatrienal del Protocolo de Montreal.
"Nunca se destacará lo suficiente hasta qué punto el Protocolo de Montreal ha contribuido a la mitigación del cambio climático. Esta norma se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente”, destacó Meg Seki, secretaria ejecutiva de la Secretaría del Ozono del UNEP.