El tema de las especies en peligro de extinción en México es complejo: hay un montón de esfuerzos por hacer más chica la lista, a pesar de que esta no ha recibido actualización en 8 años. Aún así son innegables los resultados, y así como las malas noticias son imposibles de obviar, también deben serlo las condiciones favorables que se han propiciado en pro de la conservación de algunas especies.
Pero quizás, solo quizás, ya no haya mucho por hacer por el conejo teporingo.
Investigadores del Centro de Investigación en Ciencias Biológicas Aplicadas de la Universidad Autónoma del Estado de México se han dedicado a buscar ejemplares de la especie (que es exclusiva de México) en zonas del Nevado de Toluca. El motor de la investigación es que en 1994 ya había proyecciones de la dramática disminución de especies endémicas en la región a causa del crecimiento urbano y actividades agropecuarias.
En 2017 una investigación muestreo 200 sitios, en los cuales en poco más de 100 se encontraron muestras del conejo. Posteriormente en seis sitios donde se encontraron excrementos del conejo se instalaron cámaras para detectar temperatura y movimiento, una herramienta que se utiliza ya desde hace algún tiempo para rastrear animales.
La respuesta fue nula. Ningún teporingo activó alguna cámara a lo largo de seis meses.
¿El conejo teporingo está verdaderamente extinto?
Los investigadores señalan que tales indicios son suficientes para asegurar que el conejo teporingo ya no está en la zona del nevado de Toluca. La falta de indicios de vida del animal coincide con el decrecimiento de cobertura vegetal, forestal, y otros resultados del crecimiento de la mancha urbana.
Pero el reconocimiento oficial aún no está dado.
No han sido pocas las ocasiones en las que una batalla por la biodiversidad se ha dado por perdida de manera anticipada. Hace seis meses, por ejemplo, tuvimos avistamientos de la rata canguro de San Quintín, el roedor más grande en México que se daba por extinto ya, pues su última aparición documentada fue en 1986.
Algo similar ocurrió cuando se aseguraba que ya no había más zorras grises en la Reserva Ecológica de San Pedregal de San Ángel, pues no se habían encontrado ejemplares desde hace varios años. Apenas en septiembre de 2017 se localizó una zorra gris, lo que abrió la posibilidad de que la Reserva pudiera estar "mucho mejor de lo que nos esperábamos" de acuerdo a Luis Zambrano, del Instituto de Biología.
Por supuesto que no hay que depreciar la falta de presencia del conejo teporingo, pues su registro data de al menos 2 mil años atrás. De hecho, el conejo es considerada una especie primitiva, y es una de las especies más antiguas del Nevado de Toluca. Pero además, su desaparición es de vital importancia, pues evidencia problemas que podrían estar teniendo otras especies en la región.
La UNAM señala que la falta de agua podría ser un factor clave para entender la desaparición del animal. Dicha falta de agua podría estar ocurriendo debido a la falta de cobertura vegetal: menos vegetación y menos árboles afectan los patrones de precipitación.
La primera vez que se consideró extinto al conejo teporingo fue en 2003, por el biólogo Gerardo Ceballos, académico de la UNAM.
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