En Japón, una especie de bambú ha despertado la preocupación de los científicos. Ha comenzado su ciclo de floración antes de tiempo, lo cual podría provocar que las plantas mueran sin que haya comenzado a crecer la nueva generación, dejando así desprotegida a la fauna por varios años.
No hace falta ser botánico para entender lo básico de los ciclos de vida de las plantas. Basta con ver las que tenemos en nuestro jardín para reconocer que muchas de ellas florecen una vez al año antes de dar frutos. Es parte de su ciclo reproductivo. Y aunque en algunos casos la floración puede ser perene (sostenida en todo el año) también hay algunas plantas que nunca florecen o incluso las que solo lo hacen una vez en su vida.
Este caso es el de la especie de bambú Phyllostachys nigra var. Henonis, también llamada bambú azul, una de las variedades más extendidas en Japón. Estos bambús tienen un periodo de maduración de 120 años antes de florecer, y posteriormente mueren para dar paso a una nueva generación.
Debido a esto, aún hay poca información especializada sobre el ciclo de reproducción del bambú azul. La última floración masiva de esta especie ocurrió entre 1903 y 1912, con lo que se estima que para 2028 comience el siguiente periodo.
El problema es que la floración ya ha sido registrada en 2020, cuando un grupo de investigadores de la Universidad de Hiroshima tomó registro de una población “desacompasada” y que se adelantó bastante con respecto al resto. En ese momento, los científicos tuvieron la oportunidad de analizar las flores, semillas, y proceso de muerte de estos grupos de bambú adelantados.
Mueren antes de tiempo, pero sin dejar descendencia
En ese momento, los investigadores descubrieron algo desconcertante. Si bien las flores que brotaron en estos grupos adelantados de bambú azul sí contenían semillas, estas no tenían la capacidad de germinar, lo que causó confusión alrededor del gremio botánico, pero principalmente preocupación sobre cómo se recuperará la población de bambú una vez que las plantas comiencen a morir.
“El bambú no produce ninguna semilla viable que pueda germinar. No hubo signo de regeneración de este bambú después de su florecimiento después de los tres años iniciales”, comentó Toshihiro Yamada, miembro del grupo de investigación responsable del estudio.
La floración “desacompasada” ya ha ocurrido con anterioridad, pero sin una nueva generación de plantas brotando, se espera un impacto ecológico nunca visto. Los bosques de bambú azul podrían convertirse en planicies por más tiempo del que el ecosistema puede sostener, lo que causaría no sólo una afectación directa a la fauna local, que perdería su hogar y fuente de alimento. Estas zonas también quedarían expuestas ante posibles inundaciones, pues los suelos perderían la fijación que las raíces les brindan.
En gran parte de Japón y algunas zonas de Asia, el bambú tiene un importante valor cultural y económico, pues su madera es usada como materia prima en un sinfín de productos, desde la industria de viviendas hasta la ornamental y ceremonial. Una pérdida no calculada de bosques de bambú como la que se avecina podría dejar graves secuelas en la sociedad.
Por ello, los investigadores buscan soluciones, pero los dilatados periodos de vida de varias especies de bambú retrasan las investigaciones. En los casos más cortos, a algunas especies les toma 35 años llegar a una edad reproductiva.