Un nuevo análisis realizado por economistas del Banco Central Holandés y del MIT señala que el hacer una transacción de Bitcoin genera la misma cantidad de deshechos electrónicos que tirar dos iPhone 12 mini a la basura. En este estudio se centra en analizar el problema del hardware que se termina desperdiciando con la intención de generar mejores rendimientos en las criptomonedas, en lugar de documentar la huella de carbono que estas provocan.
El problema de los desechos, es principalmente generado por los chips de computadora especializados que se utilizan para ejecutar los algoritmos de la red bitcoin (llamados ASIC), componente que los mineros deben reemplazar constantemente por unos más nuevos y potentes para que sean eficaces energéticamente al momento de extraer la moneda de forma rentable.
Los investigadores Alex de Vries y Christian Stoll, señalan que la vida útil de los dispositivos de minería se limita a tan solo 1.29 años, lo que trae en consecuencia un creciente problema de desechos electrónicos de bitcoin, como lo menciona la revista Resources, Conservation and Recycling.
La basura electrónica es la consecuencia de tener equipos de minería rentables
Se estima que a lo largo de toda la red bitcoin circulan unos 30.7 kilotones métricos de equipos por año, lo que es equiparable a la cantidad de residuos de equipos informáticos y de telecomunicaciones producidos por un país del tamaño de Países Bajos.
Además, durante 2020 la red bitcoin procesó aproximadamente 112.5 millones de transacciones (la red de pago tradicionales procesó 539 mil millones en 2019) que de acuerdo a los economistas significa que cada movimiento equivale a por lo menos 272 gramos de desechos electrónicos, o lo que es lo mismo, a tirar a la basura dos iPhone 12 minis.
La mayoría de los desechos viene de los chips ASIC, que no se pueden utilizar para otra cosa que no sea la minería y si ya fueron renovados no pueden aprovecharse para otra cosa que no sea obtener bitcoins de forma rentable, se quedan sin un propósito adicional. Por otro lado, el considerar guardarlos para situaciones posteriores implica almacenar el hardware, lo que representa una pérdida de dinero y hace cada vez menos probable pueda volver a generar ganancias.
Es posible cambiar la tendencia, pero implica nuevos procesos de minería
Los autores del estudio señalan que este problema crecerá todavía más si el precio del bitcoin continúa aumentando, pues se motivará una mayor inversión y reemplazo del hardware ASIC.
Si se buscara reducir el problema de los desechos electrónicos, se necesitaría reemplazar el proceso de minería por una alternativa más sostenible, e incluso en las conclusiones de la investigación sugieren una "prueba de participación" que sirva para sustituir a la "prueba de trabajo" actual que requiere más energía. Ethereum anunció en mayo sus planes para pasar a las pruebas de participación, pero aún no realizan el cambio.
Otro tipo de alternativas han sido menos exitosas para limitar su huella medioambiental, por ejemplo con Chia, una criptomoneda que se basa en un algoritmo de "prueba de tiempo y espacio" a la que han acusado incluso de provocar la escasez de discos duros y SSD.
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