La guerra de los semiconductores entre Estados Unidos y China está lejos de terminar. Después de imponer duras sanciones para impedir que el gigante asiático acceda a la tecnología de fabricación de chips más avanzada, Washington ha decidido dar un paso más y reducir su dependencia de los componentes de generación anterior que aún importa de China.
La industria de chips de China está acorralada por las sanciones de Estados Unidos, que le impiden acceder a la tecnología más puntera. Ante esta situación, algunos legisladores estadounidenses temen que el país asiático recurra a una estrategia desesperada: saturar el mercado con chips de generaciones anteriores, más baratos y abundantes, para arruinar a sus competidores occidentales.
Estados Unidos defiende los chips antiguos como clave para sus sectores vitales y su seguridad nacional
Los chips de generaciones anteriores son imprescindibles para sostener las industrias críticas de EE. UU., como las telecomunicaciones, los automóviles y la industria de defensa.
Así lo afirmó la secretaria de Comercio, que advirtió que las medidas no comerciales de países extranjeros que ponen en riesgo el suministro de estos chips son un asunto de seguridad nacional:
"El enfoque del gobierno de Estados Unidos de 'patio pequeño, valla alta' no se trata de contener el desarrollo económico de China. Más bien, tiene como objetivo salvaguardar nuestra seguridad y valores nacionales sin limitar indebidamente el comercio y la inversión".
La Oficina de Valoración de Tecnología del BPI publicó el mes pasado un estudio que reveló que el gobierno chino había otorgado unos 150,000 millones de dólares en subsidios a sus productores de chips en los últimos diez años.
Esta medida podría abaratar los precios de los chips antiguos y perjudicar a los competidores estadounidenses y de otros países en el mercado global de semiconductores.
China expresa su preocupación por los chips chinos comprados por empresas americanas
La administración Biden está investigando el grado de dependencia de Estados Unidos de los chips fabricados en China para industrias esenciales. Esta noticia ha causado malestar en Pekín, que ve amenazada su posición en el mercado global de semiconductores.
En una conversación telefónica, la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Gina Raimondo, escuchó las quejas del ministro de Comercio chino, Wang Wentao, sobre la reciente acción de Washington de indagar sobre la adquisición de chips de computadora de 28 nanómetros, también llamados “chips heredados”, hechos en China por parte de compañías estadounidenses.
El 21 de diciembre, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció que su Oficina de Industria y Seguridad (BIS) empezaría una nueva encuesta en enero de 2024 para conocer cómo las empresas estadounidenses se proveen de chips de última generación y de generaciones anteriores.
Wang también criticó que Estados Unidos limitara las ventas de litografía de otros países a China y sancionara a compañías chinas.
Esta medida ha provocado la respuesta del ministro de Comercio de China, Wang Wentao, que expresó su preocupación por la intención de Washington de controlar el suministro de semiconductores.
Sin embargo, Raimondo afirmó que Estados Unidos había detectado indicios de acciones chinas que podrían aumentar la fabricación de chips antiguos de las compañías ubicadas en la República Popular China y perjudicar la competitividad de los proveedores estadounidenses.
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