100,000 metros cuadrados de cepillos, funkos, consolas, peluches, ropa para perros, teclados para gaming, ganchos para ropa, lavadoras, secadora de cabello, micrófonos y uno que otro artículo más, en el centro de distribución más grande de Amazon a nivel Latinoamérica. Su nombre es MEX3, está en Tepotzotlán, Estado de México, y aunque no es nuevo (su operación comenzó hace un año), por fin fue inaugurado oficialmente.
Enmedio de las megaestructuras que sirven como estantes para artículos de todo tipo, a algunos trabajadores del lugar se les ha invitado a estar en la ceremonia donde estuvo el director de operaciones de Amazon en México, Luis Correa, asegurando que Amazon hace lo mejor que puede para involucrarse en el desarrollo de las comunidades en donde trabaja. Los empleados de España muy probablemente no estén de acuerdo, pero mientras tanto a Luisa, empleada del lugar, no se le ve disgustada.
Cuatro turnos según nos cuenta, donde ella tiene uno que le ocupa del domingo al miércoles de siete de la mañana a siete de la noche. De hecho, Luisa es una veterana del lugar, antes de que comenzara a funcionar el centro de distrbución de Tepotzotlán, ella misma trabajaba en otro de los tres centros que Amazon tiene en Cuautitlán Izcalli. En todos ellos el proceso de recoger, almacenar y enviar productos para cumplir con la promesa del día de envío (para ciertas zonas del país si se cuenta con membresía Prime), se ha llevado a un nuevo nivel, uno para el que se requiere, según Luisa, hasta 3,000 personas cuando se trata de eventos como Prime Day o épocas decembrinas.
La magia detrás del "añadir al carrito"
Los productos que llegan a casa, empaquetados en cajas (ocasionalmente demasiado grandes para el contenido del paquete) pasan por un meticuloso y elaborado proceso que se desarrolla en los centros de distribución de Amazon. En particular el MEX3 tiene un espacio equivalente a 18 canchas de futbol y manda paquetes a todos los estados de la república.
La magia comienza en la recepción de artículos. Todos son colocados en cargadores de distintos tamaños para ser llevados a mesas donde son inventariados con ayuda de una máquina que debe leer el código de barras de cada producto que entra al almacén.
Una vez que se ha registrado en sistema que los paquetes han llegado al centro, todos se vuelven a colocar en contenedores para que sean transportados a una serie de pasillos, tantos, que es casi surreal comenzar a caminar en ellos. No hemos alcanzado a recorrer siquiera la mitad de uno, y son tantos que contarlos es una tarea titánica. Con un vistazo rápido es fácil decir que son más de 100. Eso sí, la gente de Amazon se ha mostrado reacia a contestar preguntas, de manera que el número exacto parece jamás lo sabremos.
Lo más desconcertante es que los pasillos parecen no tener orden, en lo más mínimo. Comestibles, libros, juguetes, consolas, nada está concentrado en un mismo lugar. Lo que parece el inicio del caos, en realidad tiene una explicación tan sencilla como lógica: si los artículos estuvieran agrupados según su categoría, podría provocar aglomeraciones de los trabajadores de Amazon que van a recogerlos.
Pensemos en los Prime Days o en la temporada navideña, épocas en las que se sabe Amazon (como otras plataformas en línea), son predilectas para conseguir aparatos electrónicos. Los pasillos de electrónicos entonces estarían convertidos todo el tiempo en eternos tumultos de gente tratando de conseguir los artículos de pedidos de usuarios de todo el país.
La solución pasa por la digitalización de los anaqueles. Cada estante está dividido en espacios de 50 centímetros aproximadamente, donde pueden colocarse diversos productos. Hay pasillos en donde los espacios en estantes son más pequeños para optimizar cada rincón y ahí acumular artículos de menor tamaño, y también hay pasillos especializados en donde solo están los productos más voluminosos, como estufas y refrigeradores.
De cualquier forma, de cualquier tamaño, cada espacio en estantes tiene un código en el borde inferior. Cuando un trabajador de Amazon debe almacenar en los estantes un artículo, solo necesita encontrar espacio en un rincón, leer el código de barras del producto y leer también el del anaquel, de manera que ambos quedan enlazados en la plataforma del sistema. Así, cuando el trabajador que haya recibido el pedido del usuario deba encontrar un funko miniatura Deadpool, puede consultar en el sistema en qué anaquel está y automáticamente la plataforma le crea una hoja de ruta para llegar a él.
Si se trata de los pasillos con productos voluminosos, el proceso se vuelve un poco más complicado. Aquí es donde entran en juego carros cargadores sonido inunda todo el almacén. No solo es su motor, los operadores de los carros están, en casi todo momento, haciendo sonar el equivalente en el coche al claxón para alertar a los cercanos sobre su presencia. Esto es especialmente importante para cuando entran y salen de un pasillo.
Los pasillos están perfectamente pensados para los vehículos. Una vez que uno está en el corredor, es imposible que una persona más quepa a lo ancho de él. El que los pasillos estén tan ajustados tiene como motivo el que por supuesto haya más anaqueles. En espacios tan estrechos la precisión es clave, y por ello es que una vez que los vehículos entran a los pasillos, la unidad queda inhabilitada para dar vuelta.
El secreto está en bandas magnéticas en el suelo, mismas a las que el operador debe empatar el punto medio del vehículo. Una alerta auditiva le hace saber cuando está en posición y puede entrar, con precisión milimétrica, al corredor.
Este paquete va para el Cruz Azul
Con todos los pasos debidamente completados hasta acá, un estante portátil deberá llegar a las estaciones de trabajo de empacado. En estas estaciones se verifica el contenido del pedido, se comprueba que esté completo, y se consulta con el sistema qué tipo de empaque se debe usar. La plataforma notifica al trabajador el tamaño y forma del sobre o caja a utilizar, según los artículos del pedido. Finalmente se imprime una etiqueta que se pega sobre el paquete.
En una estación contigua, llegamos a una gigantesca corrientes de bandas, funcionando todo el tiempo. No en vano son tan grandes, cada una de ellas lleva a depósitos donde se acumula los paquetes según el estado al que se dirigen. A la estación a la que llegamos, esencialmente el camino de bandas se divide en dos, uno a la derecha y uno a la izquierda.
¿Cómo saber en cuál colocar un paquete según el estado al que se dirija?
A Amazon se le ha ocurrido una solución por demás curiosa, que obliga a sus trabajadores a tener que saber lo más básico de los clubes del fútbol mexicano. Básicamente hay hojas colocadas en las estaciones que, con el logo de los clubes de fútbol de cada estado, indican en cuál banda deben ir los paquetes dirigidos a cada estado de la república.
Un último paso es la recolección de los paquetes. El edificio tiene construidas bodegas a las que llegan transportes de todo el país, pero en donde nos ha sido imposible acceder.
En el evento de inauguración Amazon anunció una donación de un millón de pesos a programas educativos. Ahí presente estuvo también el gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo. Amazon ha invertido 125 millones de dólares en total en el Estado de México, y asegura que cuentan con destacados salarios competitivos en la industria, aunque, a falta de sesiones de preguntas y respuestas, no ha habido información adicional sobre las condiciones para los trabajadores.
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