Nadie nunca sabrá cómo fueron esas reuniones sobre cómo traer de vuelta la franquicia de Matrix cuando alguien dentro del emporio Warner tuvo la idea de traer de vuelta la saga, con todo y sus protagonistas principales. Pero hay secuencias en 'Matrix Resurrections' que parecen retratar con fidelidad la lluvia de ideas que le siguió a la inicial de tener una cuarta entrega de Matrix.
Que si Matrix es una metáfora del capitalismo, que si Matrix es filosofía para gente de a pie, que si Matrix es en realidad un producto de entretenimiento creado para tener las mentes de los espectadores cautivas. Media docena de otras respuestas continúan la acalorada discusión metareferencial y todas parecen tener algo de razón. Ninguna conclusión final se ofrece, pero con la reflexión que se hace al interior de la película queda claro que Warner sabe que tan multifactorial fue el éxito de Matrix de 1999.
Son esas secuencias las que develan la visión clara de Lana Wachowski y el estudio sobre lo que la gente piensa sobre Matrix, y las razones de su extrañísimo carácter de blockbuster y a la vez película de culto (uno del que pocas cintas pueden presumir).
'Matrix Resurrections' parece, como si de un algoritmo analizador se tratara, haber disecado todos los elementos de la Matrix original. Sabe por qué es popular, sabe por qué funciona y sabe por qué tiene tantos fans. Luego entonces, el camino más evidente a seguir es, de forma nada sutil, elaborar una trama que tenga todos los elementos que conocemos e hicieron a la primera película la cinta de ciencia ficción del siglo XXI por antonomasia, precursora de toda una camada que siguió el mismo camino mezclando elementos clásicos de la ciencia ficción con espectaculares secuencia de acción aderezadas por un estilo muy particular efectos especiales.
En 'Matrix Resurrections' todo el estilo de la primera entrega está ahí: el slow motion, el score y las paradojas (o al menos las conversaciones sobre ellas) en torno al libre albedrío y el destino. Vaya, hasta algunas de las escenas han sido deliberadamente copiadas de la original y reinterpretadas con algún ajuste por aquí y otro actor por allá.
Pero si 'Matrix Resurrection' enseña algo es que Matrix de 1999 es todavía más que eso. Lana Wachowski y Warner Bros desentrañan todos y cada uno de los elementos que querríamos ver los seguidores de la saga, y aún así 'Matrix Resurrections' es desangelada. Las referencias a alguna de las tres películas llueven a* raudales durante la primera hora y media, en ocasiones de forma tan descarada que me hace que pensar que algunas secuencias bien podrían estar en una parodia.
Eso sí, las explicaciones van y vienen, afortunadamente más al estilo de la primera de Matrix y no tanto con el estilo de 'Matrix Reloaded', pero con tantas preguntas siendo resueltas, cuando inició la secuencia de créditos permanecí con la misma duda que cuando las luces se apagaron y todo comenzó: "¿realmente hacía falta una cuarta película de Matrix?".
En aras de la justicia he decir que hay un par de cameos inesperados que me sorprendieron, que es claro que Warner ha apostado todo aquí porque no hay CGI del malo y que, quienes estén dispuestos a rendirse a la nostalgia, podrían pasarlo muy bien. Quizás en ese ángulo sea más llevadero el que la película entera se esfuerce tanto por malabarear narrativamente por qué algunos papeles son interpretados por diferentes actores y algunos no, y aunque la mayoría de las veces funciona, en otras falla estrepitosamente.
'Matrix Resurrections' es una pieza justa de entretenimiento. Los efectos son sólidos y los nostálgicos tendrán alguno que otro grito ahogado con las referencias a cascada. En ese nivel su único problema podría ser el de las coreografías de pelea, que si bien abundan, están muy lejos de ser tan espectaculares como en la primera entrega.
Al final, la directora y los productores saben con certeza lo que los fans quieren y no dudarán ni un ápice en entregarlo. Llega un momento en el que la película deja de tomarse con seriedad y las explicaciones sirven de tan poco que ya solo se olvida de darlas: la charla filosófica ha pasado y en ese momento la cinta se entrega por completo al espectáculo. En el camino la trama se adereza de conceptos "techies" que poca cabida tenían en el mainstream de hace 20 años, desde la cultura sobre las redes sociales y la tecnología de consumo, hasta los bots.
El resultado es ambicioso, prometedor, pero difícilmente a la altura del genio de la primera, por más que se hable y se hable de ella en los 147 minutos de esta entrega. Claro que Warner Bros podría tener una opinión distinta, porque 'Matrix Resurrections' es una puerta brillante para expandir la franquicia no solo hacia una nueva trilogía, sino hacia mucho más contenido. Si 'Matrix Resurrections' es tan exitosa que ello ocurre, querrá decir que el análisis diseccionador de Warner funcionó, y que descubrió, mejor que el espectador, qué es y para qué sirve la Matrix.
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