Considerada por muchos la mejor de la saga, Harry Potter y el prisionero de Azkaban marcó el punto de inflexión para la franquicia. La dirección del mexicano Alfonso Cuarón le dio un rumbo más oscuro y maduro al mundo mágico.
En esta tercera entrega se presenta por primera vez al enigmático personaje Sirius Black, de la mano de Gary Oldman. Sin embargo, a pesar de la aclamada interpretación del temido fugitivo, es Emma Watson en el papel de Hermione Granger quien se lleva los reflectores gracias a un momento icónico para los potterheads.
En el minuto 83, cuando Draco Malfoy y sus amigos se burlan del deceso Buckebeak el hipogrifo, en un ataque de rabia Hermione se dirige hacia ellos y apunta su varita hacia el cuello de Draco.
Aunque Ron la persuade para no hacerle daño ya que "no vale la pena", la estudiante opta darle un puñetazo a la cara. Aquí viene lo que muchos desconocen, originalmente esto debía suceder diferente de acuerdo a lo establecido en el guion.
Al principio se requería que Hermione diera una bofetada en la cara a Malfoy en lugar de lo visto en el corte final de la película. Durante los ensayos de las grabaciones, en vez de simular el golpe la actriz realmente golpeó a Tom Felton con toda su fuerza.
Evidentemente se disculpó y la actriz confesó que no supo qué pensó en ese instante. Sumado a esto, en la versión final de la cinta Emma Watson sorprendió nuevamente al cambiar la bofetada por un puñetazo directo al rostro de su compañero de reparto.
Si al igual que Ron Weasley concuerdas con la línea "No solo bien, ¡brillante!" por la acción de la joven bruja, puedes revivir este memorable fragmento de la franquicia por medio de tu suscripción a Max.
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