En pleno auge donde las productoras de televisión buscan adaptar videojuegos a la pantalla chica, la serie original de Netflix, Arcane, vino a dejar por sentado que no todo producto de calidad tiene que hacerse en live-action. Tres años tuvieron que pasar para que por fin llegara la segunda y última temporada. Con el estreno de los primero episodios, podemos decir que la espera valió la pena.
Ambientada en el popular universo de League of Legends, esta segunda parte nos pone de nueva cuenta en la disputa entre las hermanas Vi y Jinx. La secuencia inicial no pierde el tiempo en recapitular lo visto anteriormente, pues su arranque sitúa al espectador justamente tras lo sucedido al final de la primera entrega. Así, podemos decir que la temporada dos no solo trae consigo más dosis de acción, sino una palabra clave: repercusión.
La animación es cine. Parecerá cliché citar al cineasta mexicano Guillermo Del Toro cuando recibió su merecido premio Óscar por la película de 2022 Pinocchio. Sin embargo, dejó una lección imprescindible para la industria del entretenimiento: la animación no debe encasillarse en un género para las infancias. Ahora, con el regreso de la lucha entre la ciudad de élite Piltover y el submundo de Zaun, queda más que claro que aquellas palabras tienen una razón de ser.
Es así que el estudio de animación francés Fortiche Productions no escatima en traspasar los límites de la animación 2D y 3D. El diseño de arte pasa de fragmentos en blanco y negro que parecen meros storyboards, a secuencias de pelea donde las luces y colores crean un caos visual tan frenético que, al finalizar cada capítulo, vale la pena dar unos minutos para digerir lo visto. A esto se le suma una mezcla con frames que parecen ser extraídos meramente de las viñetas de cómics.
Del drama personal al conflicto político. Por su parte, la cuestión narrativa se toma su tiempo para que paso a paso se de desenvuelvan cada una de las tramas. Aunque al inicio puede resultar un poco confuso situarse en la historia, la serie avanza con un ritmo cuidadosamente medido, dándole oportunidad a la audiencia de asimilar cada arco narrativo, los cuales se desarrollan de forma orgánica y pausada.
Mientras vemos la lucha de Vi, contraria a la desgarradora soledad de Jinx, cada protagonista recibe su espacio íntimo para explorar miedos, sueños y objetivos. Desde el dolor o la rabia hasta pasar por el amor más profundo, cada momento emocional se vive con una intensidad cruda y cautivadora que llena de matices a un conflicto todavía más grande: mantenerse al frente de la sociedad y el dominio del poder.
El rock alternativo como leitmotiv. A toda esta espectacularidad visual se le debe añadir un punto vital: el soundtrack. Cada canción acompaña de manera precisa a la montaña rusa de emociones que se presentan en apenas 40 minutos por episodio. La elección de cada composición, sin duda sostiene y aporta una mayor estética a este universo steampunk liderado por Imagine Dragons en los créditos iniciales.
En menos de un mes, podremos ver la culminación del proyecto a cargo de Christian Linke and Alex Yee, que sin duda pondrá sobre la mesa si puede llegar a considerarse como una de las mejores series de la historia. Lo que queda más que claro, es que la apuesta de Riot Games un producto de PC a la animación fue un acierto que, incluso a quienes son ajenos al juego, hace disfrutable cada fotograma.
Te recordamos que los arcos de la segunda temporada de Arcane se estrenarán en tandas de tres episodios semanales el próximo 16 y 23 de noviembre, en exclusiva por Netflix.
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