En 1989 Tim Burton cambió las reglas del juego para el cine de superhéroes. Tras la serie sesentera de Batman, se dio un giro total al presentar una versión más oscura del vigilante te Gotham. Tras su éxito comercial y de crítica, llegó la secuela titulada Batman Regresa en 1992. Evidentemente, esto dio pie a una franquicia que si bien desplazó a Burton de la silla de director, continuó con una taquilla decente.
Pero el gusto no duró mucho. Tras la participación de Val Kilmer como protagonista, llegó George Clooney a su reemplazo en Batman y Robin de 1997. Por desgracia, lo que logró Joel Schumacher con su antecesora, terminó por convertirse en una cinta con 12% de calificación y apenas superó los 200 millones de dólares en taquilla. Pero si hubo alguien que se fue satisfecho de la producción fue el propio Arnold Schwarzenegger.
En una entrevista para The Hollywood Reporter, el equipo de producción platicó sobre la trayectoria cinematográfica de la franquicia de Batman. Fue el productor Peter Macgregor-Scott quien reveló un dato curioso: además de los 25 millones de dólares que Arnold Schwarzenegger recibió por su papel, el legendario Mr. Olympia insistió en quedarse con una copia de su icónico traje de Mr. Freeze.
La cuestión es la siguiente: mucho del material utilizado incluidos los decorados y los trajes, se guardan en caso de que sea necesario. Aunque Macgregor-Scott reconoció que algunos actores buscan quedarse con parte del vestuario, el caso del protagonista de Terminator fue un tanto distinto que lo llevó a las altas esferas del estudio.
"Arnold Schwarzenegger quería un traje de Mr. Freeze. Llegó hasta lo más alto del estudio. Tuvo que firmar un contrato y creo que paga un dólar al año para pedir prestado el traje. Las luces de esos trajes duran 9.000 horas. No las tiene encendidas todo el día, pero las enciende con bastante frecuencia".
Peter Macgregor-Scott para The Hollywood Reporter.
Actualmente, Schwarzenegger conserva el traje del antagonista como una pieza preciada en su oficina. A pesar del tiempo transcurrido, el traje continúa funcional y con luces que aún tienen una vida útil. A expensas de equivocarnos, parece que el actor no duda en exhibirlo con orgullo a quienes lo visitan. Y casi tres décadas después, solo ha desembolsado 27 dólares.
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