Huawei avanza a trompicones en ingresos y anuncios, pero su Mate 50 Pro, el nuevo insignia que llega a seguir plantando cara en el competidísimo segmento premium de smartphones, está llegando a México.
Los puntos de partida todos lo conocemos: diseño llamativo, un módulo fotográfico interesante con todo y que ya no lleva el apellido Leica y el gran obstáculo que para muchos representa en usabilidad el no tener servicios de Google.
Después de un par de semanas con él, la apuesta más ambiciosa de Huawei hasta la fecha me ha dejado con un montón anotaciones. Esta es la reseña a fondo del Mate 50 Pro.
Características técnicas del Mate 50 Pro
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hUAWEI mATE 50 pRO |
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MEDIDAS |
Largo: 162.1mm Ancho: 75.5mm Profundidad: 8.5mm |
PESO |
205g (Piel vegana) 209g (Cristal) |
COLORES |
Cristal: Silver, Black Piel vegana: Orange |
PANTALLA |
OLED 6.74 pulgadas. Frecuencia de actualización de hasta 120Hz. 2616 x 1212 pixeles 1,070 millones de colores, gama de color P3, HDR Vivid |
RESISTENCIA |
IP68 |
PROCESADOR |
Qualcomm Snapdragon™ 8+ Gen 1 4G |
SISTEMA OPERATIVO |
EMUI 13 |
CÁMARA FRONAL |
Cámara 13MP Ultra gran angular (F2.4) Cámara 3D ToF Sensor de gestos |
CÁMARA TRASERA |
Cámara 50MP Ultra Apertura (RYYB, apertura manual de F1.4~F4.0, OIS) Cámara 13MP Ultra gran angular/Macro con apertura F2.2 Cámara Telefoto 64MP (F3.5, OIS) |
BATERÍA |
4700 mAh |
CARGA |
HUAWEI SuperCharge hasta 66W con cable y 50W inalámbricamente |
PRECIO |
28,999 pesos (8/256 GB) y 31,999 pesos (8/512 GB). |
El cristal es cosa del pasado
El cristal y sus imitaciones llegaron a abarrotar el mercado de smartphones, así que me parece un atino que el Huawei Mate 50 Pro se desmarque con su revestimiento de "cuero vegano", aunque sea para el modelo de 512 GB. Para quienes no le prefieran así, el Mate 50 Pro se seguirá vendiendo en un acabado de cristal, pero el enfundado naranja de lo que parece ser piel me parece un añadido extraordinario.
4 gramos extra pesa este modelo respecto a su contraparte con cristal y ese costo es tan mínimo si se le compara con las ganancias, que estaría dispuesto a pagarlo en este y en casi cualquier otro smartphone. El Mate 50 Pro gana puntos en sujeción, en atractivo y hasta en resistencia. Es como si por sí mismo incluyera una muy sutil carcasa protectora, con la ventaja de que no ganamos volumen ni bordes extras que se sienten raros a la mano.
Por lo demás, estamos ante un modelo que se olvida de la extrema pantalla waterfall con la que Huawei experimentó en sus dos pasadas generaciones. Parece que Huawei ha reculado de su experimento de pantalla que con un ángulo de caída sobradísimo hacía que el panel cubriera también los laterales.
Existen sus fans, pero desde su anuncio nunca fui uno de ellos. El Mate 50 Pro volviendo a curvaturas más modestas es una noticia espectacular para mí y mi experiencia de agarre. Con una sujeción mucho más familiar no he tenido problemas al maniobrar con un teléfono que, con una diagonal de 6.7 pulgadas, no es nada pequeño.
De hecho, en diseño el Mate 50 Pro parece ser una evolución más natural al Mate 30 Pro que al Mate 40 Pro. No solo se trata de la pantalla, sino también de ese nada sutil módulo fotográfico que mantiene los lentes separados entre ellos, sin el gran letrero "LEICA" que tenía la versión pasada, porque, bueno, todos sabemos cómo terminó eso. Otra gran diferencia respecto a aquel modelo es que el módulo sobresale del cuerpo del smartphone y luego cada lente sobresale a su vez, generando un doble escalón muy vistoso. Que no quede duda de que Huawei definitivamente quiere que todos volteen a ver sus cámaras.
El otro arrepentimiento está en la perforación en pantalla. Huawei volvió al tradicional notch (como el del Mate 30 Pro) para reemplazar a la pantalla perforada (del Mate 40 Pro). El efecto visual en efecto es más reconfortante por la simetría, pero el tema es que este notch es muy demandante en atención por lo grande que es.
Con tantas remembranzas a modelos anteriores, el Mate 50 Pro no tiene un estilo que jamás hayamos visto. Quienes desesperados busquen nuevos modelos que no pongan tanta atención en sus cámaras no encontrarán lo que buscan, pero el añadido de piel vegana y el volver a la base modelos que ya conocemos y que estaban formidablemente bien construidos como el P30 Pro y el Mate 30 Pro me parece más un atino que un paso atrás.
Las pantallas de los teléfonos insignia de Huawei vienen siendo más que cumplidoras desde hace generaciones. La principal actualización este año es el salto a los 120 Hz (el año pasado nos quedamos en unos muy criticados 90Hz) y, por lo demás, estamos ante exactamente el mismo panel del año pasado. La resolución decrece ligeramente, producto también de que el tamaño de pantalla es marginalmente inferior también, pero sigue siendo FHD+ con 2616 x 1212 pixeles.
Como Huawei lo ha hecho desde hace años, la pantalla cumple bajo toda situación. Lo mismo en pico de brillo máximo (insuficiente solo si de plano nos ponemos a rayo batiente del sol a las tres de la tarde), brillo mínimo para noches con total oscuridad y, desde luego, los tradicionales modo de color normal y vívido, para los cuales hay ajuste adicional para configurar temperatura de color. Ese ajuste no lo he tenido que tocar puesto que el panel es bastante neutro de fábrica.
Nada de lo descrito es excepcional ni sorpresa. En realidad el mayor atino en pantalla tiene que ver, de nuevo, con la eliminación de la pantalla waterfall y consecuentemente con ahorrarnos un montón de toques accidentales. En otras palabras, la mejor noticia en pantalla para Huawei es que se parece más a la de hace tres años que a la generación anterior.
Usar apps en Huawei sigue siendo... complicado
"¿Y funciona con Google?" debe ser la pregunta más frecuente que recibimos en Xataka México cuando se trata de analizar un nuevo dispositivo de Huawei. No es gratuita, considerando los apuros en que se han visto los usuarios que llegaron a enterarse tarde del veto impuesto por Estados Unidos y de pronto se vieron con un nuevo celular tratando de usar Maps, Drive y Gmail como si nada hubiera pasado, solo para darse cuenta de que no podrían usarles despreocupadamente y que, además, tenían cierres repentinos de aplicaciones que parecían nada tenían que ver con la suite de Google.
El Mate 50 Pro no tiene servicios de Google y, aunque Huawei ha dispuesto estratosféricas cantidades de dinero para generar un ecosistema compatible y cada vez más amigable con la dependencia que todos tenemos a los servicios de Google, no ha terminado por conseguirlo del todo. Phone Clone hace un gran trabajo para copiar aplicaciones y datos de un antiguo celular con Android al Mate 50 Pro sin servicios de Google, y aunque para la gran mayoría de apps funciona, en otros casos me he encontrado con apps que han quedado inutilizadas y el olvido total a la copia de seguridad de WhatsApp que ha quedado en Google Drive.
Por el asunto de las apps inutilizadas, hay algunas que volvieron a funcionar luego de haberlas borrado y descargado de nuevo, solo que ahora de la AppGallery. La razón tiene todo el sentido del mundo: Phone Clone ha clonado las aplicaciones que en realidad fueron descargadas desde Play Store y están optimizadas para funcionar con servicios de Google, como lo haría cualquier Android.
Sería bueno que en un futuro Phone Clone se actualizara y dejara claros sus alcances. O copia solo las aplicaciones que en efecto funcionarán totalmente en el nuevo smartphone Huawei, o bien, notifica de aquellas que aunque puede clonarlas, en realidad usan servicios de Google y por lo tanto recomienda las descargas correspondientes en AppGallery. Ese paso evitaría mucho dolor de cabeza al tener que revisar, una por una, cuál de mis 200 aplicaciones no funciona en el nuevo equipo, lo que pasa por ir a abrirlas una a una.
No todas las aplicaciones volvieron luego de un lavado de código cortesía de la AppGallery. La tienda de apps de Huawei sigue sin tener todas las aplicaciones que podrían encontrarse en Play Store, así que inevitablemente he perdido apps en la transición. Como con el Mate 40 Pro de hace un año, he hecho un listado con las aplicaciones que yo he tenido dificultades al utilizar, ahora en el Mate 50 Pro.
Las apps que no funcionaron en lo absoluto y arrojaron el mensaje "Esta app no funcionará sin servicios de Google, los cuales no están soportados en tu dispositivo", fueron:
- Fiverr
- Easyeat
- inDrive
- Izzi GO
- YT Studio
- Google podcast
- Recompensas
Algunas de las otras apps que tuvieron algún fallo fueron:
- Disney+ (la app no se inició correctamente, pero su descarga en AppGallery resolvió el problema)
- Asana (la app no se inició correctamente, pero su descarga en AppGallery resolvió el problema)
- Joker (no mostró el mapa en la actualización)
- Patreon (informa que no se recibirán notificaciones push)
- Turibus (no terminó por arrancar. No hay app en AppGallery)
Para aplicaciones de Google he terminado por echar mano de las quick apps de Huawei, con todo las deficiencias de usabilidad que ello conlleva. Tal ha sido el caso de YouTube, Google Keep, Google Fotos y Gmail. Todas ellas pude abrirlas, usarlas y sincronizar sus contenidos, pero la experiencia de uso no es una que recomiendo a nadie.
Por si no fuera suficiente con apps que no funcionan y que hay que reemplazar, está el caso de algunas aplicaciones que, aunque funcionan correctamente en el Mate 50 Pro, sus notificaciones no. Ese ha sido mi caso y pesadilla con Slack, la app que, para colmo de males, es mi app principal para coordinación de trabajo. Perdón por no responder a tiempo, jefe. Uso un Mate 50 Pro.
El otro gran elefante en la habitación es ese procesador. El Snapdragon 8+ Gen 1 es la corona de los procesadores para el 2022 y, como tal, equipa un módem Snapdragon X65 5G. Excepto el que usa el Mate 50 Pro. Huawei aclara por todos lados que su procesador no es uno 5G, lo que es una seria limitante para quienes ya tienen planes en México con acceso a la red de nueva generación. Claro, quienes se decanten por un Mate 50 Pro nada les obstaculizaría de acceder a 4G, pero es casi triste ver a un insignia de 2022 en todas sus características, desde las especificaciones técnicas hasta su precio, sin que cuente con compatibilidad para la nueva red.
Huawei no aclara si el chipset tiene algún otro cambio en su estructura, pero es de notar que el puntaje ANTUTU que he conseguido en el Mate 50 Pro dista de otros flagships que también le utilizan. Mientras que he conseguido un total de 844,046 puntos, mi colega Antonio Cahun ha conseguido 1,030,173 puntos en otro dispositivo que también usa el Snapdragon 8+ Gen 1.
Que no se me malentienda: el rendimiento no es un problema en el Mate 50 Pro. Los números solo números son y al final no reflejan la experiencia del usuario, lo que es esencial recordar si consideramos que tiene años que no nos preocupamos porque el rendimiento de un flahgship de cualquier marca esté por debajo de lo requerido. En todo caso, a considerar debe estar que los efectos del vetio se respiran en ese procesador que se ha visto privado del 5G y, podría ser, de algo más.
Las cámaras, toda una panacea
Después de tremendas complicaciones es más que válida la pregunta ¿por qué alguien tendría que pasar por semejantes complicaciones para usar su próximo smartphone? No es que falten opciones allá afuera por teléfonos competentes que no implican tener que hacer malabares con apps que todos usamos y tampoco es que los smartphones de Huawei estén deliberadamente amortiguando con su precio sus capacidades disminuidas de compatibilidad (lo cual me parece una oportunidad pérdida).
Parte de la respuesta podría estar en la buena construcción y gran rendimiento del Mate 50 Pro, pero, en realidad, la respuesta no está completa si no hasta que llegamos a las cámaras. Apenas unos días antes de que esta reseña fuera liberada, en DXOMark han dado el primer lugar al Mate 50 Pro por sus capacidades fotográficas, por encima del iPhone 14 Pro Max y del Pixel 7 Pro.
Hechas de nuevo un portento, hay un porqué Huawei exhibe sus lentes como si fueran un trofeo del Mate 50 Pro, incluso sin el apellido de Leica. Con todo y sin el acompañamiento del titán alemán Huawei ha conseguido un más que sólido componente fotográfico este año. Los integrantes del llamativo módulo fotográfico posterior es un ultra gran angular de 13 megapixeles, un telefoto con estabilización óptica mecánica y una cámara principal de 50 megapixeles que también tiene estabilización óptica mecánica. El zoom óptico es de tres aumentos y medio, pero el zoom digital llega a los 100.
Nada mal en especificaciones y, desde luego, nada mal en la práctica. La diferencia de ópticas se aprecia en las siguientes imágenes:
Las anteriores no son tomas fáciles. El atardecer facilita que un procesado demasiado agresivo (como abundan allá afuera) sobresature los colores. El procesado inevitable está, pero a diferencia de otras generaciones, Huawei definitivamente ha avanzado en hacerle más sutil y no tender a la sobre-corrección de color.
Con un procesado que parece estar a raya, mi mayor queja indudablemente está en el rango dinámico. No importa la óptica, hay zonas que son profundamente oscuras.
En condiciones de luz más estándar, hasta el telefoto puede lucirse. El telefoto hace un gran trabajo para hasta diez aumentos. De ahí en adelante su uso ha sido meramente anecdótico y lo recomendaría solo para caos muy puntuales. Precisamente para presumir los diez aumentos está la siguiente captura:
La nitidez que conserva la toma hecha con diez aumentos es espectacular y las texturas han sido sorprendentemente bien conservadas. Queda claro que todavía hay camino que recorrer, pero no hay que olvidar que esos diez aumentos equivalen a cerca de 300 milímetros en distancia focal.
Precisamente las texturas son las primeras en ganar en cuanto nos alejamos del objetivo y recurrimos al sensor principal. Quién diría que escribiría emocionado por ver un tumulto de gravilla y tierra en el asfalto del estacionamiento del Azteca.
Es difícil dar una idea de lo acertada que es la colorimetría sin una toma de otro dispositivo, pero puedo asegurar que he quedado muy satisfecho por la representación de color. Es innegable que hay variaciones entre ópticas (es notable en el azul del cielo si se compara la foto de gran angular respecto a la cámara principal), pero recuerdo teléfonos de Huawei cuyos cambios de color entre ópticas eran insostenibles.
Hay que tomar en cuenta que la nitidez y texturas son lo primero a sacrificar si las condiciones lumínicas no son las óptimas. Además, pese a mi buena experiencia con la precisión de color, indudablemente el telefoto tiende a impregnar de una capa cálida las fotos. Ambos temas son visibles en las siguientes dos tomas:
Los artificios del procesado pueden aparecer también en condiciones de poca luz. Pese a que la representación de la luz roja es bastante fiel en la foto, hay algo que no cuadra en la piel. El grano y la saturación han hecho de las suyas, aunque claro, hay que considerar es que esta toma es particularmente difícil por la anormalidad de la luz del lugar:
Si removemos el elemento de fotografiar piel, las tomas han sido más que buenas, siempre y cuando no nos moleste demasiado un pequeño toque a la saturación que hace a la foto lucir más espectacular.
Me ha dado un gusto enorme sentir que ya no necesito el modo nocturno. De hecho, en ocasiones me ha parecido que los resultados con modo nocturno son inferiores a los de la cámara principal. Es notable en la siguiente toma con modo nocturno cómo el efecto de sobre-saturación se ha extendido, el contraste aumentado y la nitidez de las telarañas del techo decrecido, con todo y que sí hay zonas que han recibido más exposición que en la captura normal.
El Mate 50 Pro repite de su antecesor que no hay aportaciones reales del modo nocturno y que tampoco es necesario para conseguir buenas capturas.
Las tomas anteriores fueron una exageración, desde luego. Pero, en condiciones más normales, tampoco es que haya sentido que el modo nocturno me hiciera un favor al momento de ampliar el rango dinámico.
La cámara frontal es toda una delicia. Mantiene la preservación de color cuando no se le utilice en condiciones extrañas y hasta puede dar efectos más que cumplidores en modo retrato, aunque es innegable que hay un efecto de aureola que todavía queda pendiente por ser minimizado.
Ese recorte tiene tanto artificio que me ha dejado decepcionado. Pero, hablando justo de recortes, los hechos por las cámaras traseras con el modo apertura con mucho, mucho más efectivos. No recomiendo a nadie exagerar tanto con su efecto bokeh, pero para fines de apreciar el recorte me permitiré validar la siguiente captura:
Ya con un desenfoque decente el resultado es el siguiente:
Para elementos más complejos puede haber todavía fallos en el recorte (ojo con la parrilla trasera de la moto), pero el resultado al final me parece muy natural:
Un par de apuntes finales: las tomas normales arrojan imágenes de 4096x4072. Hay un formato de gran resolución que genera imágenes de 8192x6144, pero no recomiendo usarlo jamás por la gran cantidad de luz que se ve perdida.
En algo totalmente no relacionado, ha llegado el inédito hecho de que, por primera vez, puedo recomendar bajo algunas situaciones dejar activada la inteligencia artificial al momento de tomar fotos. Lo decía desde el inicio: el procesado por fin ha dejado de ser tan agresivo y da margen para jugar con él y sin él. La inteligencia artificial generará imágenes ligeramente retocadas en exposición, contraste, nitidez y saturación, a cambio claro de imágenes ligeramente menos naturales, aunque no súper artificiales. El ejemplo es el siguiente:
El Mate 50 Pro permite grabar video en 4K a 60 FPS, lo que combinado con su estabilización tiene grandes resultados. Por alguna razón la interfaz muestra que la estabilización puede activarse y desactivarse, aunque incluso las tomas "sin estabilización" claramente tienen un nivel de estabilización. Lo que sucede, intuyo, es que la opción de estabilización activa y desactiva solo la estabilización vía inteligencia artificial, pero en realidad la estabilización mecánica siempre está presente.
De cualquier forma, la diferencia entre ambas tomas es más que notable (ignorar por favor los pelos de Bruno):
Las tomas estables obligan a renunciar al angular y al telefoto y solo permite grabación en FullHD, una pérdida que estoy más que dispuesto a pagar por tremenda estabilización que para muchos casos desplaza la necesidad de un artículo más en la mochila.
La opinión de Xataka México
El Huawei Mate 50 Pro que acaba de llegar a México es profundamente disparejo. De espectacular construcción, diseño, gran y versátil apartado fotográfico, y brilla por doquier si se le ve desde una distancia segura.
Pero el veto es el veto. El Mate 50 Pro está lejos de ofrecer una experiencia redonda para usuarios que provengan de usar con soltura cualquier otro Android de alguna otra marca o de la misma Huawei de tiempos pre-veto. El añadido al quebradero de cabeza es ese procesador que no es 5G. Uno podría argumentar que México está en una etapa muy, muy temprana de adopción del 5G, pero es claro que a cualquier flagship en pleno 2022 no le daríamos pase libre si no fuera compatible con la red de última generación en México.
Cada vez que un nuevo flaghship de Huawei llega a México es un doloroso recuerdo del veto que, aunque ya algo añejo, definitivamente ha colocado un muro de usabilidad para los teléfonos Huawei que en hardware destacan y maravillan. El Mate 50 Pro es un gran teléfono y un recordatorio de la gran pena que es que sus grandes deficiencias no estén al alcance de Huawei por resolver.
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