La estrategia de Motorola, según apunta su más reciente lanzamiento, va viento en popa. Llegar a nichos de mercado particulares y tener apuestas tentadoras y agresivas en terminales que no están enfocados en el segmento premium es una veta que parece le rinde frutos a la empresa.
De no hacerlo, sería complicado entender al Motorola One Zoom, un híbrido entre la tendencia de entre más cámaras mejor, la moda de la huella bajo pantalla, enfoque especial en el hardware versátil para foto, y todo aderezado por la presencia de un chip que no terminará de encantar a los entusiastas.
Pero eso sí, vaya guapo que es este smartphone.
Hemos pasado algunas horas con el Motorola One Zoom en su día de lanzamiento, en un evento programado en Buenos Aires, Argentina. A continuación, estas son nuestras primeras impresiones.
Vestir cuatro cámaras con elegancia
El Motorola One Zoom es tremendamente bello. Ha conseguido vestir con más que decoro cuatro sensores en el reverso, en una tarea que, asumámoslo, no siempre tiene los resultados más estéticos. Entre más sensores, parece más una proeza colocarlos de una forma que abonen a la propuesta de diseño.
Motorola en esta ocasión continua con la intención de sofisticación que le conocimos en el One, pero ha aprendido a construir un lenguaje de diseño que es más único. Aprendió en el trayecto que para para ser elegante no solo hay un camino, y de paso resolvió cómo hacer que sus novedosos cuatro lentes sean protagonistas del One Zoom, sin que le estorben al resto del concepto. No faltan ejemplos de fabricantes que se ha quedado sin saber que hacer con la complicada labor de alinear tantos sensores, y terminar con desbarajuste de hoyos por doquier.
El resultado está en un balanceado y agradable módulo cuadrado que grita cristal por donde sea. Esto es lo interesante en el lenguaje del diseño del reverso: en realidad todo es cristal, pero solo el módulo de sensores se exhibe sin empacho como tal. El resto de la tapa posterior está hecho, según explica Motorola, bajo un proceso de fabricación de seis capas, que resulta en un sentir que se asemeja más al aluminio que al cristal. Al tema le abona un cepillado presente para los tonos más sobrios del One Zoom, el bronce y el gris. El cepillado desaparece para cuando vemos al rosa, el que sin duda es la estrella de la triada.
El cepillado en el terminal color rosa es reemplazado por finos, extremadamente finos puntos que solo son visibles si se le mira con muchísima atención. Aunque se dice con reservas, el rosa es la mayor apuesta de Motorola para el One Zoom no solo por su diferencia respecto a los otros dos, sino porque además es el más encaminado al público femenino en donde Motorola ha reportado tan buenos números anteriormente.
De cualquier manera, en los tres colores hay un ligero degradado hacia el centro, en donde los colores tienden a suavizarse. Según la incidencia de luz, en los laterales los colores tienden a volverse más saturados.
El cristal que no se siente como cristal me ha dejado con experiencias mixtas: en el bronce y en el gris la sensación al toque es la de un móvil que tiene menos de premium, y en ambos he tenido miedo de arrojar accidentalmente la unidad al suelo. El Motorola One Zoom es tremendamente resbaladizo.
Al acabado más sofisticado que transmite el One Zoom color rosa le complementa particularmente bien el logo de Motorola que puede encenderse sin importar el color de la unidad. Se trata de cuestiones de "brandeo" asegura Motorola.
El detalle es que el logo puede encenderse como mecanismo de notificación y al mismo tiempo cada vez que se enciende la pantalla. A decir de la empresa, no deberíamos de experimentar una baja importante en la batería del smartphone con la luz constante del reverso activándose, que aunque se ve muy bien, en términos reales solo está ahí para comunicar a todos alrededor que utilizamos un Motorola.
La mala noticia es que las configuraciones son muy limitadas. La luz de momento no cambia de color con los ajustes nativos del teléfono y tampoco puede configurarse para que funcione solo para notificaciones y que no se encienda en todo momento que utilizamos el celular. O lo queremos todo, o lo desactivamos todo. No hay medias tintas.
Un sensor de huella con sinsabores
Desde los rumores de la presencia de un sensor de huellas bajo pantalla estaba claro que estaríamos hablando de un dispositivo con panel OLED. Las sospechas eran ciertas: hablamos en específico de una diagonal de 6.4 pulgadas con resolución FullHD+ y tecnología OLED donde el sensor de huellas bajo panel es óptico.
Esta es sin duda una de las grandes ventanas de oportunidad para un dispositivo que me ha dado una de las experiencias más irregulares de desbloqueo con huella bajo pantalla. En ocasiones la activación ha sido de lo más intuitiva y rápida, pero en otras el tiempo de espera ha sido de cuando menos un par de segundos, bastante más que un teléfono premium que un sensor bajo panel, pero también de otras apuestas más asequibles que incorporan tecnología similar.
Estamos todos de acuerdo en que un sensor ultrasónico siempre será más eficiente que un óptico, pero entre los ópticos, el del Motorola One Zoom ha brillado justo por no brillar.
El resto del desempeño de equipo, con pocas horas de uso, suele ser a prueba de defectos. Transiciones rápidas, multitarea efectiva, y ralentizaciones que nunca ocurren. El tiempo sí podría mermar en este apartado pues tenemos a cargo un Snapdragon 675 que de entrada, por las características mencionadas hasta aquí, se siente que está perdido y está en busca de un terminal con prestaciones técnicas más discretas.
En realidad Motorola tiene ya bastante experiencia con el Snapdragon 675, donde le ha confiado la operación del Moto Z4. Samsung también le ocupa en su Galaxy A70, pero sin duda la potencia está ligeramente por debajo del segmento en el que el Motorola One Zoom quiere habitar. Este es sin duda el apartado más delicado para un dispositivo que quiere tener todas las de ganar, pero solo será a través de las pruebas prolongadas que obtengamos respuesta definitiva a si Motorola ha tomado una buena elección con el 675.
Mientras aquello ocurre, es imprescindible que hablemos sobre software. Android Pie en un dispositivo que apunta a la gama media alta en la misma semana que Android 10 ha comenzado a hacer acto de aparición, puede verse anacrónico. Cuanto más si hablamos de un Motorola que, en otras terminales, ha puesto tanto empeño en su programa de Android One. Al respecto solo hemos conseguido la promesa de Motorola en cuanto a que el One Zoom recibirá sí o sí actualización a Android 10, además de dos años de parches de seguridad. El misterio de Android 11 prevalecerá, pero con un Android 10 inminente, Motorola tendrá que prometer un poco más en aras de garantizar continuidad para su equipo.
El primer Motorola con cuatro cámaras
Bellísimo, con un chip que arquea cejas, y una capa de personalización que puede dejar indiferente a varios, el auténtico gancho rompe ventas del One Zoom está, como anticipa su nombre, en las cámaras.
El detalle técnico está de la siguiente manera: el principal a cargo del módulo de cuatro sensores del reverso es uno de 48 megapixeles con tecnología Quad Pixel, esencialmente la misma que el Pixel Binning, por la que obtendremos tomas mucho más luminosas y con mayor detalle, puesto que el proceso involucra fundir cuatro pixeles en uno.
Producto de la magia, las fotos principales no son de 48 megapixeles, sino de 12. Con el segundo sensor comenzamos a hablar de versatilidad: se trata de un ultra gran angular de 16 megapixeles y 117 grados que acomoda muy bien a la foto de paisaje. El tercero es un telefoto, el encargado del zoom de tres aumentos sin pérdida y que además permite cinco aumentos de forma híbrida. Los 10 aumentos van por parte de la interfaz y se pueden conseguir con las consecuentes pérdidas del zoom digital.
Finalmente el cuarto sensor es uno dedicado a profundidad, de 5 megapixeles.
Uno de los puntos más lúcidos hasta ahora experimentados por la cámara es la precisión en la representación de color. Hay pocas intención de querer hacer lucir cada toma más espectacular de lo que es a través de la tan socorrida sobre saturación.
En el caso contrario, el rango dinámico es sin duda hasta ahora uno de los aspectos más sombríos, si se me permite la expresión. Es particularmente notable como en las copas de los árboles las profundidades oscuras invitan a pensar que ni un rayo de luz se dilucidaba a través de las ramas. Desde luego el tema se vuelve más notorio cuando no utilizamos el sensor principal facultado con Quad Pixel.
El asunto de los aumentos se disfruta más cuando hay mucha información a cuadro. En lista, las siguientes tres fotos tomadas con 0.5X, 1X y 3X develan un zoom auténticamente óptico, sin pérdidas.
Otra comparativa de ópticas en las siguientes dos tomas, la primera capturada con el ultra gran angular y la segunda con tres aumentos.
Quizás hasta ahora el tema más escabroso es el del auto foco. La toma con las copas de los árboles ya evidencia este problema, donde el autofoco es profundamente lento, volviéndose una pesadilla si lo que se necesita es prontitud al momento de capturar. De momento el asunto es constante sin importar cuál sensor se use.
Opacado por todos sus hermanos, el frontal que está embebido en ese discreto notch de gota también tiene tecnología Quad Pixel, lo que hace que el sensor de 25 megapixeles arroje fotos de entre seis y siete megapixeles.
Como es costumbre, la interfaz de la cámara incorpora una funcionalidad de detección de escenas, cuyo número aún falta por confirmar. Hasta el momento hemos podido hacer uso de la detección brevemente, con retoques que, cuando menos en comida, consisten principalmente en sobresaturación.
Habrá que tener cuidado con el modo retrato. Como suele ocurrir, en los nieveles más bajos de desenfoque están los resultados más naturales. Además de efectos exagerados al subir la intensidad, el recorte también es más impreciso.
Como pendientes, aún resta comprobar que la efectividad en representación de color se mantenga bajo diferentes condiciones de luminosidad, cuánto puede variar los efectos aplicables a las escenas identificadas por la inteligencia artificial de la cámara, y sobre todo contrarrestar a detalle las tomas con HDR, como parche para un rango dinámico que tiene bastante por mejorar cuando obturamos con normalidad.
La mejor relación especificaciones precio para Motorola de 2019
Aún con las dudas que el One Zoom no resuelve con prontitud, es innegable que Motorola se ha encargado de trabajar en su relación especificaciones precio. No es para nada un misterio los recortes de hardware que ha hecho, pero a cambio ofrece prestaciones únicas para su segmento, donde su precio oficial en México es de 10,999 pesos. Estética, versatilidad en cámara y una batería prometida por hasta dos días parece, en una primera instancia, ser razonables por ese precio.
Es curioso que el conjunto de prestaciones más atractivas por precio llegue empaquetado en la apuesta más avanzada hasta ahora de la familia One. Indica que Motorola está aprendiendo de un segmento más competido y de un usuario que quiere diseño y compromiso con la versatilidad, pero sabe con precisión cuánto está dispuesto a pagar por ello. Con Motorola afianzando una bien ganada segunda posición de cuota de mercado en dispositivos móviles en México, este es, indudablemente, el camino a seguir.
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