LG G4, primer contacto con el nuevo buque insignia de LG

Finales de abril y la gama alta está ya definida. Los grandes fabricantes han puesto las cartas sobre la mesa y salvo un nuevo phablet de Samsung y una presunta renovación de Xperia, ya conocemos a los contendientes que lucharán por el trono de mejor smartphone Android del año. Faltaba LG, a quien dos semanas antes de presentarse las filtraciones le habían jugado una mala pasada.

LG venía con una tarea complicada: superar el tropezón del G3 y lanzar un terminal verdaderamente ambicioso y sin compromisos ni pasos atrás. En la presentación ha dejado muy claras sus intenciones al centrar su discurso en lo que importa sobre los artificios más propios del mundo del marketing. LG G4 quiere estar en lo más alto y mientras esperamos a que pase por nuestra mesa de análisis, os contamos nuestras primeras impresiones.

Más que una tapa trasera bonita

Cuando aparecieron los primeros rumores y posteriormente se confirmaba que el LG G4 apostaría por la piel, todo apuntaba a que se trataría de un detalle con poco valor: con materiales más nobles como el cristal o los metales, los coreanos buscaban algo más analógico y a la vez diferente. En mano gana una barbaridad haber optado por este material. Muy cómodo, no resbala y con la sensación de que estamos ante algo diferente.

Estas sensaciones se acompañan con una elección muy acertada en el factor forma. Curvas muy sutiles en el frontal y en la trasera que buscan la comodidad sobre lo estético. Quizá haya quienes prefieran un acabado más clásico pero la apuesta de LG en el diseño es valiente y lo han hecho bien, aunque hay un par de detalles que no terminan de convencerme.

La sensación que transmite la tapa de cuero de primeras es sensacional, como si nuestro teléfono, al menos por un lado fuera menos tecnológico y algo más natural. Sin embargo, en cuanto quitamos esta pieza y vemos que en su otra cara es plástico pierde un poco ese encanto. Por fortuna no tendremos que cambiarla demasiadas veces pero crear el efecto de que es más analógico y luego descubrir que, obviamente, es como los demás teléfonos.

El LG G4 se siente cómodo y a pesar de tener una pantalla de 5,5 pulgadas da gusto cogerlo y toquetearlo. El modelo de plástico que intenta imitar el acabado cerámico es un tanto extraño y la sensación que transmite dista de la que hacer la piel. Honestamente, si tuviera que elegir entre uno y otro tendría muy clara mi elección.

Si el año pasado centraron su mensaje en enfatizar las virtudes de la resolución QHD, este año han reculado y han cambiado el discurso. Ya no importa tanto la cantidad de píxeles sino la calidad de éstos. Quantum Display es la clave para el G4: un espacio de color más amplio y un panel más luminoso que el año pasado. Cogemos el móvil, lo toqueteamos un poco y vemos que, efectivamente, es un buen panel IPS con un contraste amplio y, a priori, una buena calibración donde no se aprecian grandes desviaciones hacia el rojo o al azul.

Hemos tenido oportunidad de probarlo con mucha luz ambiente, aunque parezca increíble hoy hace un día de bandera en Londres, y aunque sufre un poco tiene suficiente potencia para que se vea bien. Aún así la sensación que nos deja es que si bien es una buena pantalla, este año hay competidores difíciles de batis. De todos modos, es pronto para sacar conclusiones tajantes, ya veremos más en detalle este apartado en nuestro análisis.

En el procesador vemos que LG no ha querido apostar por el Snapdragon 810 y prefiere usar un 808. ¿Hay diferencia? A simple vista y sin tests sintéticos de por medio, la experiencia de uso es la misma que en un One M9 o cualquier otro teléfono tope de gama: rápido, fluido, con algún tirón puntual propio de un terminal que no es versión final…En gama alta, rara es la ocasión donde un teléfono móvil presenta flaquezas en este apartado.

Para la capa de software siguen con su apuesta de poner a los usuarios como elemento central de su interfaz. Un concepto demasiado filosófico que en el uso no se traduce tal cual. Esta nueva versión funciona bien, mantiene la estética plana del LG G3 e introduce algunas novedades, siendo lo más destacado la página adicional del launcher con esa especie de feed de aplicaciones y servicios al estilo del que usa HTC con Blinkfeed.

En la cámara encontramos una de las principales apuestas de LG. Esta vez han desarrollado su propio sensor y los cristales que usará. Tal y como han explicado, es más grande y tiene una apertura máxima menor, permitiendo así que entre más luz y la estabilización de imagen sea más consistente. Tras probar la cámara y hacer unas pocas fotos con ellas vemos que, efectivamente, tiene mucho potencial.

Rápida en el enfoque, bokeh muy resultón cuando hacemos fotografía macro y un buen rendimiento en situaciones con mucha luz. Lo más interesante, eso sí, lo encontramos en un modo manual muy completo que nos permite controlar todos los parámetros y tenerlos muy a mano: hacer un balance de blancos es un proceso ágil y ajustar el enfoque usando una ruleta nos hace darnos cuenta de lo bien que enfoca a corta distancia (unos cuatro centímetros).

LG G4 parece que esta vez sí ha atinado

El año pasado el G3 tuvo algunos compromisos que si bien para el usuario medio no eran un problema en muchos casos, sí que empobrecían el resultado final. Este año, en lo que hemos podido ver, parece que LG se ha vuelto a poner el listón muy alto y más allá de lo estético con su trasera de cuero, es un terminal prometedor.

Hay algunas dudas sobre la mesa, eso sí, la cámara sorprende pero este año el listón está muy alto. Volver a tener una batería buena será clave, ahí el objetivo es emular los buenos resultados que consiguieron con el LG G2. Esta vez se han centrado en mejorar lo que de verdad importa y a falta de nuestro análisis a fondo, parece que está en forma para ser uno de los tres mejores del año. El tiempo, y nuestra reseña, lo dirá.