Cuando se anunció el Galaxy Gear muchos nos maravillamos con el concepto que Samsung presentó; hablo de wearable technology. Que se podría traducir en esos intentos de relojes inteligentes por parte de Sony, Pebble, Samsung; y gafas como las Google Glass. Lo que prepara el futuro son gadgets que nos acompañen en nuestra forma de vestir, y en esos artículos que complementan nuestra persona. Este es el concepto que las compañías están apostando para el futuro.
Según un reporte del Business Korea, el reloj inteligente de Samsung no está cumpliendo las expectativas. Se habla de que se han vendido menos de 50,000 unidades desde que se lanzó a principios de octubre. Esto quiere decir que apenas han logrado mover entre 800 y 900 unidades por día. Números mediocres para una compañía que se ha acostumbrado a vender por montones. Sobre todo si se considera que en el mismo período, se han vendido más de 5 millones de Galaxy Note 3. Muchos analistas aseguran que el Galaxy Gear se trata tan solo de una prueba para ver si los usuarios están listos para este tipo de tecnología y por ello no han puesto tanto énfasis en vender más relojes. Incluso ejecutivos de Samsung han declarado que Gear se ha quedado corto y en su segunda o tercera generación es cuando logrará ser un producto bien logrado.
En lo personal, he probado el Galaxy Gear por dos semanas y la verdad, el reloj me pareció estéticamente bien logrado. Samsung ha usado un buenos materiales de construcción, la pantalla es genial y es pequeño. Pero tiene tres puntos débiles: la batería es muy corta, las notificaciones son muy pobres, el precio es ridículo. Al final lo terminé regresando. Seguro que con una actualización de software mejoraría en las notificaciones, pero aún así prefiero esperar a la segunda generación. Estoy segura que Samsung muy pronto bajará el precio del Galaxy Gear, y con esto impulsará las ventas.
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