A finales de diciembre un Tesla Model Y se estrelló e incendió en Alabama; el Departamento de Bomberos de Pine Level, el condado donde sucedió, requirió más de 36,000 galones de agua para apagar el fuego.
Austin Worcester, jefe de bomberos de Pine Level, dijo que un incendio típico de un automóvil puede requerir entre 300 y 1,000 galones, dependiendo de qué tan avanzado esté el fuego, sin embargo, el agua adicional necesaria en este caso fue "típica de un incendio de vehículo eléctrico".
El conductor, identificado como Michael Sherrill, de 33 años, no resultó herido en el accidente y fue llevado a prisión por conducir bajo los efectos del alcohol. Su vehículo fue pérdida total, según se informa, pues la batería experimentó una "fuga térmica".
De acuerdo con Worcester, existe tecnología que ayuda a reducir la cantidad de agua necesaria para apagar el incendio de un auto eléctrico, pero agregó que es demasiado cara para el departamento de bomberos voluntarios.
El departamento señaló que "los incendios de autos eléctricos son inusuales y presentan desafíos y peligros únicos para los bomberos", ya que pueden "reavivar horas o días después de extinguirse por primera vez" y arder a temperaturas superiores a 2,500 grados Centígrados.
Agregaron que "el humo de estos autos eléctricos en llamas produce gases de fluoruro de hidrógeno y cloruro de hidrógeno, los cuales son tóxicos para al respirarlos y requieren que los bomberos usen aparatos de respiración".
Un Tesla se incendia por cada 337,962,240 km recorridos, frente al promedio nacional en Estados Unidos de un vehículo a combustión por cada 30,577,536 km recorridos, según el Informe de Seguridad de 2021 de la compañía.
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