Si conduces de noche en la Ciudad de México, es posible que hayas notado luces de semáforos que parpadean en amarillo o permanecen encendidos en rojo sin cambiar.
Esto no es un error técnico, sino una medida implementada por las autoridades de tránsito. Su propósito es optimizar el flujo vehicular en horarios de baja densidad de tráfico. Entre las 23:00 y las 5:00 horas, los semáforos se vuelven opcionales bajo ciertas condiciones. Aunque puedes continuar tu marcha en rojo, es indispensable cumplir con reglas específicas para evitar multas y garantizar la seguridad vial.
El Reglamento de Tránsito de la CDMX, en su artículo 10, establece que, durante estas horas, el conductor debe detenerse por completo frente a la luz roja. Después, debe verificar que no haya peatones o vehículos cruzando antes de proceder.
Esta norma responde a la lógica de que el tráfico es mínimo en la madrugada, pero también reconoce que las intersecciones deben ser tratadas con precaución. Es importante detenerse completamente, ya que no hacerlo puede resultar en multas de hasta 20 veces la Unidad de Medida y Actualización (UMA) vigente y la pérdida de puntos en la licencia de conducir o matrícula vehicular.
El objetivo principal de esta medida es agilizar el tránsito nocturno sin comprometer la seguridad. Sin embargo, su correcta aplicación depende de los conductores. Detenerse y analizar el entorno no solo previene accidentes, sino que también asegura que la normativa funcione como fue diseñada. Si decides ignorar estas reglas, podrías enfrentar multas considerables o, peor aún, ser responsable de un accidente.
Aunque los semáforos dejan de operar de manera convencional por la noche, su función como advertencia sigue siendo clave. En cualquier caso, el respeto a la ley y la prudencia al volante son esenciales para evitar problemas y circular con seguridad en estas horas.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com.mx
VER 0 Comentario