Llevamos años hablando del diésel como tecnología muerta, pero ahora un fabricante quiere resucitarla: Renault

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Adolfo Reséndiz

Editor

Periodista por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Técnico mecánico automotriz CEDVA. Me gusta el rap, comer asado argentino y los fines de semana largos.

El mercado del diésel ha experimentado una caída constante en los últimos años. En España, la cuota de mercado del diésel se redujo a 12.5% y cerró el año 2023 en poco más del 10%. En Europa, la situación es similar, con cuota de mercado de 13.6%. Por primera vez, los vehículos eléctricos superaron en ventas a los diésel, lo que confirma la tendencia descendente que se había observado durante años, con cuotas de mercado del 16% en 2022.

Las decisiones políticas han contribuido significativamente a esta disminución en Europa. Muchas ciudades han impuesto restricciones al uso de vehículos diésel, favoreciendo la adopción de vehículos con baterías elécrticas. Además, algunos fabricantes han decidido dejar de desarrollar motores de combustión interna, centrándose en los vehículos eléctricos. Opel y Mercedes, por ejemplo, han anunciado que todos sus coches nuevos serán eléctricos en el futuro cercano.

Renault ha tomado una postura diferente. A finales de 2022, anunció su intención de seguir desarrollando motores de combustión. En 2023, comenzó a dar los primeros pasos con el Horse Project, y en 2024 confirmó que trabajará en un nuevo motor diésel. Este proyecto se lleva a cabo en colaboración con Dumarey Automotive, empresa italiana, y busca desarrollar un motor diésel de cuatro cilindros y dos litros de cilindrada.

El objetivo principal de este nuevo motor diésel es equipar vehículos comerciales, adaptándose a las futuras restricciones de la normativa Euro 7. Esta normativa se centrará principalmente en los vehículos comerciales, mientras que los turismos permanecerán en gran medida sin cambios. Renault cree que el diésel aún puede encontrar mercado sólido en este segmento, proporcionando una opción viable para los clientes que necesitan vehículos comerciales eficientes y adaptados a las nuevas regulaciones.

Además del diésel, Renault ha mostrado interés en el hidrógeno como alternativa futura. En colaboración con Dumarey Group, que cuenta con una división llamada Hydrocells, la marca francesa investiga el uso del hidrógeno en movilidad. Esta colaboración podría abrir la puerta a la integración del hidrógeno en sus futuros vehículos, especialmente considerando que la Unión Europea permitirá la venta de motores de combustión neutros en emisiones de carbono a partir de 2035, lo cual podría lograrse utilizando hidrógeno verde.

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Hidrógeneo, el siguiente gran combustible

Renault también ha presentado un prototipo que utiliza hidrógeno como extensor de autonomía para vehículos eléctricos, solución que podría tener sentido en los próximos años. Esta tecnología podría ofrecer alternativas interesante para aquellos que aún no están listos para adoptar completamente los vehículos eléctricos.

La persistencia de Renault en el desarrollo de motores diésel podría considerarse una estrategia arriesgada, dado el creciente rechazo y las restricciones políticas hacia esta tecnología. Además, la falta de detalles concretos sobre las especificaciones técnicas del nuevo motor diésel y su rendimiento en comparación con las alternativas eléctricas genera incertidumbre.

Aunque Renault apuesta por mantener viva la tecnología diésel y explorar el hidrógeno, la transición hacia la movilidad completamente eléctrica parece inevitable. La estrategia de Renault podría proporcionar soluciones intermedias para ciertos segmentos del mercado, pero dependerá de su capacidad para innovar y adaptarse a las cambiantes preferencias de los consumidores.

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