Un grupo de investigadores de Harvard anunció que acaban de desarrollar una batería estable de estado sólido de metal de litio que se puede cargar y descargar al menos 10,000 veces "a una alta densidad de corriente", es decir, con carga rápida, lo que podría transformar el mercado de autos eléctricos para su mayor adopción.
Estas baterías de estado sólido de metal de litio son vistas como una pieza importante del futuro para los vehículos eléctricos en la próxima década, pues, además de que pueden almacenar más energía en un espacio más pequeño y con menos peso, también eliminan la mayoría de los riesgos de explosión o incendio.
Sin embargo, no todo es bueno. Entre los principales obstáculos para su adopción están: una vida útil y un rendimiento potencialmente más cortos que pueden degradarse con el tiempo más rápido que las baterías actuales. Estos problemas están relacionados, en gran medida, con los procesos químicos que ocurren en su interior durante la carga.
En ese sentido, QuantumScape, una de las empresas que encabeza esta tecnología de estado sólido, aparentemente gastó una década y más de 300 millones de dólares en encontrar el separador sólido adecuado para evitar que los materiales causaran esos daños.
Sin embargo, los investigadores de Harvard encontraron una solución que permite controlar esos desgastes de una forma más sencilla y asequible. Su método "hace sándwich" los diferentes materiales, cada uno con diversas estabilidades, "no deteniéndolos por completo, sino controlándolos y conteniéndolos", dicen ellos.
La batería funcionaría como un sándwich
Los investigadores explican este proceso con un sándwich, en el que el ánodo de metal de litio está en el exterior, con la lechuga —el recubrimiento de grafito— justo dentro de eso. Una capa de tomates, el primer electrolito, está dentro de eso, con el tocino en el núcleo como segundo electrolito.
Por ahora, la batería es sólo un diseño de concepto, es decir, no se ve cercano su prototipo y mucho menos su producción en cuanto a todos los aspectos prácticos que la harían una buena idea que funcione en la práctica. Lo que la hace potencialemente compatible con los procedimientos de producción en masa en la industria de las baterías es la flexibilidad y versatilidad de su diseño.
Este tipo de tecnología no es ajena a las empresas automotrices y no está lejos su adopción; por ejemplo, Mercedes-Benz ya está ofreciendo células de estado sólido en algunos de sus autobuses eléctricos, aunque se trata de un producto de nicho. Por otro lado, BMW y Honda ven a estas células de estado sólido como un material que llegará más tarde en la década; Toyota, por su parte, pronto pobrará células de estado sólido en vehículos eléctricos.
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